lunes, 7 de noviembre de 2011

Prever y no preveer*

Es un error frecuente. Al hablar, es común (aunque no por ello aceptado en el habla coloquial) cambiar el verbo prever por preveer*, construcción por asimilación a proveer. El Diccionario panhispánico de dudas nos dice acerca del verbo prever:
Prever. ‘Ver [algo] con anticipación’, ‘conjeturar [algo futuro]’ y ‘disponer [lo necesario] para futuras contingencias’. Verbo irregular: se conjuga como ver: «Piensan que quien está por morir prevé lo futuro» (Borges Libro [Arg. 1975]). Es incorrecta la grafía preveer, debida al cruce con proveer (‘suministrar’; → proveer(se)), cuyo modelo es leer; por tanto, son incorrectas formas como prevee, preveyó, preveyendo, etc., en lugar de prevéprevió, previendo, etc.: «Un hombre que prevee su muerte con 10 años de anticipación y no cumple, no es serio» (Nacional [Ven.] 12.1.97).
Como hemos visto en el ejemplo que propone el DPD, es un error que traspasa el habla
coloquial y aparece incluso en los medios de comunicación, impresos y audiovisuales.

Sobre esto último, se pudo ver en televisión la semana pasada el nuevo comercial de la marca Audi sobre el modelo Q3. Aquí les dejo el vídeo.



En la versión original, se escucha claramente un «preveer» en boca del narrador en voz en off. Lo tuiteé en cuanto lo oí.

En el canal de Youtube de la marca de automóviles, el vídeo aparece subido desde hace pocos días, el 5 de noviembre concretamente. Ahí apenas se escucha esa malformación del verbo; quizá han cambiado el audio, algo que agradezco y valoro. En cualquier caso, no fui yo el único que captó ese desliz. En un foro de Internet, dedicado a los anuncios de televisión, dos comentarios hacían referencia a ese 
«preveer» que se había colado, el último de ellos publicado el 6 de noviembre por la noche. Cualquier duda queda disipada: tres personas no pueden escuchar el mismo error... En mi tuit también mencioné, además de a @audispain, a @fundeu, la cuenta en Twitter de la Fundación del Español Urgente. Me contestaron a las horas (Audi aún no lo ha hecho), redirigiéndome a un artículo sobre el tema. Aquí está lo que nos dice la Fundéu sobre esa confusión tan corriente:
El verbo prever está formado por el verbo ver y el prefijo pre-, es decir 'ver antes', y debe conjugarse igual que verA veces, se mezclan los verbos prever y proveer, lo que da lugar a la creación del verbo preveerDe ahí que resulten formas como preveyó, preveyera o preveyendo, en lugar de previó, previera o previendoSon incorrectas, por tanto, frases como «Preveyó graves problemas para los trabajadores de las petroleras», «Los directivos de la empresa no preveyeron los problemas económicos» o «Un contestador automático pedía que no bloquearan la línea, quizás preveyendo que los familiaresde los afectados...». Este error se extiende a todos los tiempos y formas del verbo prever: prevee, preveemospreveímos, etc. en lugar de prevé, prevemos, previmos, etc.
Entre todos, conseguiremos pulir la lengua para evitar caer en estos fallos que empañan nuestra habla, nuestra escritura. Aunque siempre, como ha hecho Audi, estamos a tiempo de corregirlos.

martes, 1 de noviembre de 2011

Un día como otro cualquiera

A esta hora ya serán muchas las personas que han pasado por los cementerios municipales de nuestra geografía nacional. Otros quizá aprovechen la tarde para hacer la visita a las tumbas de sus seres queridos o allegados. Por otro lado, serán pocas (o ninguna, aunque nunca se sabe cuánto se puede alargar una celebración) las que vuelven ahora a sus casas después de celebrar la noche de Halloween.

Sobre esta segunda celebración, me gustaría empezar con una frase que leí ayer mismo en Facebook, publicada por una amiga: «¿Os acordáis de cuando éramos pequeños e íbamos tocando las puertas de las casas, disfrazados, para que nos dieran caramelos? Yo tampoco».

Halloween, como ha pasado muchísimas veces a lo largo de la historia, no es más que el fruto de una suplantación. Esta forma de superponer celebraciones, quitando las que había y sustituyéndolas por otras (o simplemente implantando otras nuevas) se ha hecho siempre. Y los españoles somos expertos en eso. Aunque ahora no se haya llegado al derramamiento de sangre, la televisión, el cine y los centros comerciales nos han introducido, con calzador diría yo, una celebración que nos es ajena por completo.

Porque Halloween tiene su origen en el mundo celta, quienes celebraban el Samhain, «el fin del verano». Con esa fiesta se conmemoraba el final del tiempo de cosechas, iniciándose así el Año Nuevo. Los antiguos celtas creían que en esa noche, la línea que une nuestro mundo con el mundo de los muertos se estrechaba, algo que aprovechaban los espíritus para cruzar de una parte a otra. Por ello, todas las personas vestían trajes y máscaras de aspecto grotesco, para así alejar a los malos espíritus.

Los romanos, al conquistar los dominios celtas, asimilaron esa tradición, emparejándola con la fiesta en honor a la diosa de los árboles frutales, Pomona, que se celebraba a finales de octubre y principios de noviembre.

Y más tarde, impulsado por el papa Gregorio III en el siglo VIII pero llevado a cabo por Gregorio IV ya en el siglo IX, se suplantó finalmente esa fiesta superponiéndola con una cristiana: el Día de Todos los Santos, que se celebraba el 13 de mayo, pero que se pasó al 1 de noviembre.

El origen de esta festividad era paliar cualquier omisión dentro del amplio santoral anual. Poco, quizá, tenga que ver con lo que actualmente se lleva a cabo en un día como este, ¿no? En realidad, el día para que la cristiandad ore por sus difuntos y, ante todo, por aquellos que aún habitan en el Purgatorio en espera de purificación, es mañana, 2 de noviembre, celebración de los Fieles Difuntos. Igual sería mejor mover la festividad en el calendario, del primero de noviembre al segundo día del mes. O, mejor todavía, y ya que estamos en un estado constitucionalmente aconfesional, ¿no sería mejor pasar todas las fiestas religiosas (como la Inmaculada, San José, la Asunción, etc.) al domingo inmediatamente anterior o posterior para no crear agravios comparativos con otras religiones existentes en nuestro país?

Quizá eso ya sea más complicado, ¿no creen? Y es que, ¿por qué en este estado aconfesional todas las vacaciones, excepto las de verano, tienen que ver con la religión cristiana?

Sea como fuere, y como decía al principio, la suplantación de fiestas se ha hecho desde siempre. Cuando se arrebató la península ibérica a los árabes, las iglesias se construían sobre los restos de las mezquitas asoladas. Algo que también hicimos los españoles en América, cuando fuimos a cristianizarles (y a llevarnos todo el oro que pudimos, de paso): asolábamos los pueblos y sobre los templos se levantaban iglesias. Era sencillo. Si la gente tiene por costumbre ir a un sitio a reunirse y pedir a su dios por una época de lluvias benigna o por unas cosechas favorables, construyamos nuestros templos sobre las ruinas de los suyos. Los indios seguirán yendo a esos lugares, las iglesias se llenarán y todos contentos. La Conquista avanzaba.

La Iglesia Católica hizo lo propio, suplantando celebraciones paganas e inventándose ritos cristianos que todos pudieran aceptar sin problemas. Así pasó, por ejemplo, con la Navidad, adoptándose distintas fiestas paganas de cualquier cultura y región al calendario cristiano. Con ello se lograba acercamiento y, lo principal, adeptos.

Incluso el Camino de Santiago, ideado por los monjes benedictinos de Cluny en el siglo IX, recoge una antigua tradición que se remonta al Neolítico, en la que hombres y mujeres viajaban al final de sus vidas hacia donde se moría el Sol, llegando hasta las costas de Finisterre («el fin de la tierra»), el extremo más al Oeste del mundo entonces conocido. Si la gente ya peregrinaba, ¿qué hacía falta para que la Iglesia adoptara esa tradición? ¿Que aparecieran unos restos y se atribuyeran al apóstol Santiago? Pues eso mismo ocurrió.

Lo cierto es que estamos ante un día cualquiera. Hoy, 1 de noviembre, es la fecha en la que las floristerías hacen su agosto con esa generalizada tradición de acudir a los cementerios a limpiar y poner flores a nuestros difuntos. Únicamente este día. Al igual que el 14 de febrero, hoy, a mi juicio, no es más que otro día-excusa. Si en San Valentín toca decirle «te quiero» a nuestra pareja, hoy toca visitar el cementerio. Pero de mi novia y de mis muertos me acuerdo siempre, los llevo perennes en la memoria, presentes a cada paso. Mientras, me dedico a vivir el hoy. Y cuando muera, incinérenme. No les haré acudir al cementerio cada año, a limpiar mi lápida, cambiar la foto y ponerme flores. El que me recuerde, lo hará, sin necesidad de todo eso. Y luego echen mis cenizas en el cabo de Fisterra, allá en A Coruña, allá donde los hombres y mujeres del Neolítico iban a morir, allá donde moría el Sol, donde las cenizas se juntan con el agua, el agua se hará lluvia y la lluvia hará nacer frutos sobre la tierra.

Solo así se cumplirá el ciclo de la vida.

domingo, 30 de octubre de 2011

Un soneto

Llegué a Espejo de Alicante (EDA), asociación cultural que engloba pintores, escultores, poetas, músicos..., de la mano de un profesor del Conservatorio «Guitarrista José Tomás», de la capital de la provincia. Él conocía mi vicio de escribir y publicar poemas en revistas locales (La Veu y La Glorieta, ya extintas) y me presentó, vía telefónica, a la Presidenta de la asociación, Mª Consuelo Giner, mujer que inició el rumbo de EDA allá por octubre de 2002 y que todavía sigue manteniendo tensa la vela del Arte y la Cultura, algo que, teniendo en cuenta la actual coyuntura económica que ha devenido en una auténtica crisis espiritual y de valores, es fundamental, pues es esto mismo, el Arte y la Cultura, lo que nos ayudará a ver la luz al final del túnel.


La asociación EDA, que quizá nació con una marcada vocación poética, ha ido ampliando horizontes, y hoy es, sin duda alguna, todo un referente provincial en lo que se refiere a cultura: exposiciones a lo largo de toda la geografía nacional, recitales de poesía, conciertos, charlas, conferencias...


En 2004 participé en el Primer Encuentro Nacional de Poesía, que organizaba la asociación, y cuyo fruto fue un libro que aunaba esos poemas leídos durante los días que duró el encuentro, versos acompañados de obras pictóricas de los socios. Lo editó la Editorial Club Universitario, encargada también de la edición de los otros tres libros de EDA, resultado de los siguientes Encuentros Nacionales, celebrados en 2007, 2009 y 2011. En mi página web, sección Poesía, pueden encontrar todos los poemas que escribí para esos eventos, incluidos en los libros Hablan los poetas, Con plumas y pinceles y Coloquio de las artes. En el último, A todo color, publicado este mismo año, no pude participar, aunque ya he recogido la invitación cursada anoche para estar presente en el próximo recital y, por supuesto, en el próximo libro.


En el enlace a mi página web están todos esos poemas, más los que he ido publicando en otras revistas o antologías. Algún día (promesa que queda pendiente para el próximo año 2012) colgaré todos los poemas (decenas y decenas) que fui publicando entre 1998 y 2004 en las revistas de mi ciudad, citadas más arriba.


Ayer, sábado, a las 19 horas, comenzó un nuevo recital de poesía de la asociación Espejo de Alicante. Con él se cerraba el IX Encuentro Provincial de Poesía, celebrado desde el jueves 27 hasta el 29 de octubre. La cita tuvo lugar en el Casino Mediterráneo de Alicante, un casino de juego que también ha sabido (o ha querido) englobar dentro de sus salas distintas inquietudes. Todo ello gracias al impulso de su Director, Miguel Ángel Franco, al que desde aquí le pido que, para las siguientes citas poéticas (que seguro que las habrá) cuide de los pequeños detalles para que, por un instante, se nos olvide que estamos en un local de juego. Esa suma de inquietudes que mencionaba se pudo comprobar anoche: en la misma entrada del Casino había una exposición de cuadros, de las muchas que vienen realizando y, además, se puede disfrutar in situ de una excelente cocina en cualquiera de sus restaurantes, algo que los poetas asistentes al recital comprobamos cuando finalizó el acto y sirvieron un vino de honor.


En definitiva, una velada poética diferente, con esa extraña mezcla entre juego y cultura, entre el ruido de las fichas o las monedas y el sonido de la palabra pronunciada. Ahora les dejo con el soneto que leí anoche. Espero que les guste.


Soneto

Saber que nos sabemos de memoria
a pesar de que estemos separados.
Saber que, en los dedos entrelazados,
nos cabe todo el mundo: nuestra historia.

Saber que son tus ojos toda gloria,
la luz de los espacios olvidados.
Saber que aquí y allá y en todos lados
gozamos, del amor, convocatoria.

Bucear por tus sueños, tus suspiros,
rozándome en el aire de tu pelo;
besarte las pupilas cada instante.

Así nuestro amor es: fortificante.
El límite a nosotros es el cielo;
la llama que me enciende, tus respiros.

martes, 25 de octubre de 2011

"Anteriormente": ¿llana, esdrújula o las dos al mismo tiempo?

Todos recordamos de la escuela las reglas de acentuación. Grabadas en la piel de los recuerdos como la lista de preposiciones (añadan, a la consabida, también las preposiciones mediante, durante y vía, esta última en frases como El partido lo vimos vía satélite o Mi hermano llegó vía Madrid) o los afluentes del Ebro. Básicamente, y siguiendo el Diccionario panhispánico de dudas que editó la RAE en 2005, las palabras polisílabas (recordemos que los monosílabos no se acentúan gráficamente salvo que lleven tilde diacrítica) se escriben con tilde cuando:


-si son agudas, y terminan en -n, en -s o en vocal: balón, compás, café, colibrí, bonsái; pero si terminan en -s precedida de otra consonante, se escriben sin tilde: zigzags, robots, tictacs. Tampoco llevan tilde las palabras agudas que terminan en -y, pues esta letra se considera consonante a efectos de acentuación: guirigay, virrey, convoy, estoy;


-si son llanas, y no terminan en -n, en -s o en vocal: clímax, hábil, tándem. También se acentúan cuando terminan en -s precedida de otra consonante: bíceps, cómics, fórceps; y cuando terminan en -y, pues esta letra se considera consonante a efectos de acentuación: póney, yóquey;


-y siempre cuando esdrújulas o sobresdrújulas: cántaro, mecánica, cómetelo, llévesemelo.


A todo lo anterior se presupone que la diferencia entre acento y tilde está clara. La tilde, o acento gráfico, sería la representación en la escritura de las anteriores reglas, puesto que la mayor parte de las palabras llevan acento, un acento llamado prosódico, como por ejemplo en lluvia, mesa o caracol, donde el acento (la sílaba tónica) recae en la primera, la primera y la última sílaba, respectivamente, pero que no llevarían tilde por no cumplirse las reglas de acentuación antes detalladas.


El problema existe cuando estamos frente a adverbios acabados en -mente, formados a partir de adjetivos. Veamos qué nos dice el DPD sobre ellos:
Los adverbios terminados en -mente se pronuncian, de forma natural y no enfática, con dos sílabas tónicas: la que corresponde al adjetivo del que derivan y la del elemento compositivo -mente (LENtaMENte). Estas palabras conservan la tilde, si la había, del adjetivo del que derivan: fácilmente (de fácil), rápidamente (de rápido); pero cordialmente (de cordial), bruscamente (de brusco).
De hecho, son las únicas palabras que en español poseen esta particularidad.


Hasta aquí que no pudieran recordar de las clases de Lengua del colegio.


Pero, ¿cómo consideramos estas palabras? ¿Esdrújulas porque su primer acento está en o más allá de la antepenúltima sílaba, o llanas porque el segundo acento (el de -MENte) recae en la penúltima? Está claro que las dos cosas no puede ser al mismo tiempo. ¿O sí?


Con esta duda me dirigí a la Fundación del Español Urgente. La primera respuesta no me convenció. Me dijeron: «Basta con decir que son adverbios terminados en -mente y que se rigen por esa norma excepcional de acentuación que los convierte en palabras con dos acentos».


Pero insistí un poco más, preguntándoles dónde las incluiríamos, pues, en una tabla clasificatoria de palabras agudas, llanas, esdrújulas y sobresdrújulas. Su respuesta fue la que sigue:
Los adverbios acabados en -mente son un caso especial de acentuación, pues tienen dos sílabas tónicas. No son propiamente ni llanas ni esdrújulas (o sobresdrújulas), sino ambos casos a la vez.
A todo esto, añadir la profesionalidad de las personas que trabajar en la Fundéu, ya que mis dos correos electrónicos fueron respondidos rápidamente, el primero de ellos enviado un domingo.


Pero esa explicación tampoco me convenció... Esas palabras, que hoy son una sola, vienen de formaciones latinas derivadas de mentis. Es decir: una traducción etimológica y literal para el adverbio hábilmente, sería «con mente hábil». En latín se escribían, como digo, en dos palabras (el adjetivo y, seguidamente, el sustantivo mens, mentis), pero en español -mente se convirtió en un sufijo, otorgando valor de adverbio al adjetivo. Por ello estas palabras tienen dos acentos, porque de dos palabras distintas hemos evolucionado a una sola. Y, ya que el valor etimológico del sufijo -mente se ha perdido, y puesto que el significado lo aporta el adjetivo del cual se forma el compuesto, considero que sea el adjetivo (como así es en la norma de acentuación de estos adverbios) el que nos indique cómo clasificar este tipo de palabras.


Obviamente, seguimos reconociendo que los adverbios acabados en -mente tienen dos acentos tónicos en la palabra, pero a la hora de clasificarlos nos fijaremos en el acento tónico del adjetivo. Y así, tendremos únicamente palabras esdrújulas (popularmente, fugazmente, vulgarmente...) o, la mayoría, sobresdrújulas (hábilmente, rápidamente, paulatinamente...).
Ahora estarán pensando ustedes: ¿pero no decíamos que todas las palabras esdrújulas llevan tilde? Sí, pero podríamos añadir a la norma: «excepto aquellos adverbios acabados en -mente cuyo adjetivo de procedencia no llevara tilde».


Todo esto viene a santo de una clase de Lengua de 1º de la ESO. Uno de los ejercicios consistía en separar en sílabas un listado de palabras y luego clasificarlas según fueran agudas, llanas, esdrújulas o sobresdrújulas. Entre ellas, un adverbio acabado en -mente: anteriormente.


Tras dividirla en sílabas (an-te-rior-men-te, no olvidemos el diptongo), algunos alumnos la clasificaron como llana y otros como esdrújula. Una división próxima al cincuenta por ciento. Cada sección de la clase intentaba convencer a la otra. Es llana porque si fuera esdrújula llevaría tilde... Es esdrújula porque la sílaba acentuada (rior) es la antepenúltima... ¿Y por qué no lleva tilde entonces?, preguntaban los del otro grupo. La discusión entró en un bucle.


¿Y qué les dije yo? Que ambas respuestas eran igualmente válidas, porque ese tipo de palabras son especiales: tienen dos acentos; el único tipo de palabras que en español tiene esta característica. Pero claro, hablamos de niños y niñas de 12 años. Necesitaban saber qué respuesta era, por así decirlo, mejor. Y les expliqué, a grandes rasgos, el contenido de esta entrada.


Así pues, quienes contestaron que anteriormente es esdrújula ganaron esa pequeña batalla. Por otra parte, el libro del profesor solo daba por buena esa respuesta. Además, en el caso concreto de anteriormente, el segundo acento sobre la sílaba men es apenas perceptible.


Mucho ha cambiado la acentuación en los últimos años (truhan, guion, que ya no llevan tilde según la Academia y sobre lo que podríamos hablar largo y tendido en otra ocasión; solo, que tampoco la lleva, ni siquiera cuando equivale a solamente), y aclarar la clasificación de este tipo de adverbios es sencillo. Recurriendo al origen latino y a esa pérdida de significado en el hoy sufijo -mente, todo se vuelve más sencillo. O eso pienso yo, al menos.


Ah, y una última cosa: las mayúsculas que lo precisen siempre llevan tilde. Siempre. Excepto las que forman parte de siglas, aunque esa ya es otra historia...

jueves, 6 de octubre de 2011

Cuando el Nobel no es mediático

Hoy mismo, hace apenas unas horas, hemos conocido el nombre del nuevo ganador del Premio Nobel de Literatura. En las quinielas, escritores como Haruki Murakami (al final le llegará el momento) o cantautores como Bob Dylan (esas cosas que tienen las quinielas...). Al final, el mayor galardón de las letras universales ha recaído en Tomas Tranströmer, poeta sueco de ochenta años.

Fotografía extraída de El País.com

La Academia sueca ha dicho que Tranströmer, «a través de sus imágenes condensadas y traslúcidas, nos da un acceso fresco a la realidad». Traducido a medio centenar de lenguas, su suerte en español no ha sido tan favorable como lo es con sus compatriotas narradores (recordemos a Henning Mankell, Asa Larsson o Stieg Larsson): de hecho, podemos encontrar una antología, editada en 1991, por Hiperión, Para vivos y muertos, y otras dos selecciones muy completas publicadas por la editorial Nórdica, entre el año pasado y este. Y poco más.

Como se puede apreciar, muy poco, poquísimo, para el flamante ganador del Premio Nobel de Literatura. Aunque lo cierto es que el Nobel nos tenía muy mal acostumbrados. Después del ganador del año pasado, el peruano (también nacionalizado español) Mario Vargas Llosa, creíamos que la Academia sueca estaba en la obligación de premiar a otro escritor mediático, alguien reconocido mundialmente. Por supuesto, no debe ser así. Sin ir más lejos, hace pocos días lancé una pregunta en Twitter: ¿alguien recuerda a los cinco españoles que ganaron el Premio Nobel de Literatura? ¿Alguien los sigue leyendo? ¿Se siguen estudiando?

La pregunta no tuvo mucha acogida..., y apenas una o dos respuestas.

En ese sentido, no critiquemos a la Academia sueca si el Premio Nobel de este año es poco conocido más allá de los ámbitos culturales o literarios. Es imposible conocer toda la literatura, claro está, y la poesía, además, se enmarca en un espacio del Arte donde muchas personas se niegan a entrar. No lo critiquemos. No digamos que Bob Dylan se lo merecía más que Tranströmer. Leamos al nuevo Nobel de Literatura. Aquí dejo algunos de sus poemas.


SOLEDAD

Aquí estuve a punto de morir una noche de febrero.

El auto patinó de costado en el suelo resbaladizo fuera
en el lado equivocado del camino. Los autos que venían -
sus lámparas - se acercaron demasiado.

Mi nombre, mis hijas, mi trabajo
se desencajaron y se quedaron en silencio atrás,
cada vez más lejos. Yo era anónimo
como un niño en el patio de recreo rodeado de enemigos.

El tráfico en dirección contraria tenía inmensas luces.
Me alumbraron mientras yo maniobraba y maniobraba
en un temor transparente que flotaba como clara de huevo.
Los segundos aumentaron - tuve lugar allí -
se hicieron tan enormes como edificios de hospital.

Casi uno podía quedarse
y respirar por un tiempo
antes de ser aplastado.

Luego surgió un amparo: un grano de arena salvador
o una ráfaga de viento. El auto partió
y se arrastró rápidamente a través del camino.
Un poste fue chocado y se quebró - un retumbo agudo -
Voló en la oscuridad.

Hasta que se aquietó. Me quedé sentado en sosiego
y ví cómo alguien vino a través de la borrasca de nieve
para ver qué fue de mí.

II

He vagado largo tiempo
por los campos congelados de la Gotlandia del Este.
Ningún individuo ha estado a la vista.
En otras partes del mundo
hay algunos que nacen, viven, mueren
en un constante gentío.

Estar siempre visible - vivo
ante un enjambre de ojos -
debe dar una expresión facial determinada.
La cara cubierta de barro.

El murmullo sube y baja
mientras se reparten entre ellos
el cielo, las sombras, los granos de arena.

Tengo que estar solo
diez minutos por la mañana
y diez minutos por la tarde.
- Sin programación.

(traducción: Sergio Badilla Castillo)


C-MAYOR

Cuando él bajó a la calle tras la cita de amor
soplaba la nieve en el aire.
El invierno había llegado
mientras ellos hacían el amor.
La noche brilló blanca.
Él caminó rápido y alegre.
Toda la ciudad inclinada.
Transeúntes sonrientes -
todos reían bajo sus cuellos alzados.
¡¡Era libre!!
Y todos los signos de interrogación cantaron la existencia de Dios
eso creía él.
Una música estalló
y cruzó en la nieve arremolinada
con largos pasos.
Todo en camino del tono C
un tembloroso compás dirigido a C.
Una hora sobre las heridas.
¡Era fácil!
Todos reían bajos sus cuellos alzados.

(traducción: Omar Pérez Santiago)


NOCTURNO

Por un pueblo conduzco de noche, las casas surgen
al resplandor de la luz –están despiertos, desean beber.
Casas, galpones, letreros, vehículos abandonados –es ahora
que se visten de vida. La gente duerme:

Algunos duermen en paz, otros con rostros tensos
como si estuviesen estrenando para la eternidad
no osan soltarse completos a pesar que su sueños son pesados.
Descansan como barreras caídas cuando cruza el misterio.

Afuera del pueblo el camino se alarga entre los árboles del bosque
y los árboles los árboles en silencio entre ellos
tienen el color teatral que tiene el brillo del fuego
¡Qué claras son sus hojas! Me persiguen hasta la casa.

Me acuesto a dormir, veo imágenes desconocidas
y signos suben solos detrás de las pupilas
en la oscuridad de la muralla. En la rendija entre en vela y el sueño
una gran carta intenta colarse en vano.

(traducción: Omar Pérez Santiago)