Fue la tonadilla de mi clase durante un par de semanas: el tiempo que nos dio el padre Gabriel para aprendernos el conocido poema de Espronceda. Y ahí estábamos todos, improvisando fintas y regates en el patio de asfalto del colegio y recordando aquello de «viento en popa a toda vela»; o comiendo los bocadillos de salchichón o queso (aún no había empezado la moda de la bollería industrial) que nos preparaban nuestras madres mientras recitábamos eso de «que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad».
Éramos jóvenes, muy jóvenes. Por supuesto que no comprendíamos el sentido del poema. Tampoco nadie nos lo había explicado, claro está. Y por esa época no teníamos la Wikipedia ni se nos hubiera ocurrido acudir a una biblioteca a buscar más información sobre el Romanticismo literario y sus principales características. A nosotros, que aún no peinábamos canas ni teníamos asomo de pubertad, la «Canción del pirata» nos gustaba por la musicalidad de sus versos y la innegable facilidad para aprendérnosla (eran otros tiempos; era otra Ley de Educación), aunque, lo más seguro, nos debía de encantar por la idea de que un pirata se pusiese a cantar de esa manera desde el timón de un barco. En esos años pre-Jack Sparrow y fiebre de Piratas del Caribe, el imaginario pirata lo conformaban figuras como Barbanegra, el padre ausente de Pippi Calzaslargas o, en un 85%, los piratas que acompañaban al barco pirata de Playmobil. ¡Qué de juegos nos pegábamos mi hermano y yo en el océano de baldosas de la cocina, antes de descubrir los G.I. Joe!
Nadie nos explicó en el colegio la «Canción del pirata», decía. Quizá no cuadraba demasiado el ideal romántico de libertades individuales y rebeldía ante lo establecido con una educación cristiana, católica y apostólica de oraciones de memoria, misas semanales, crucifijos y reglas de madera. Quizá también ayudase a que «solo» nos centráramos en el texto el hecho de que su autor, José de Espronceda, acabara siendo diputado en Cortes Generales por el Partido Progresista en 1842, justo el mismo año de su muerte, defendiendo el laicismo, la soberanía nacional o la ampliación del sufragio censitario. A ese respecto, tuvimos que esperar en España algunos años, hasta 1869, para que se instaurara el sufragio universal masculino en la Constitución, revocado poco después por la Restauración Borbónica (1874), vuelto a poner en 1931, durante la Segunda República, y eliminado durante la dictadura franquista.
El caso es que tuve que esperar hasta la universidad para profundizar en ese gran movimiento literario que supuso el Romanticismo. Claro que para entonces ya había leído a Hölderlin (Hiperión, Poemas de la locura), Novalis (Himnos a la noche), Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas y Leyendas), José Zorrilla (Don Juan Tenorio) o Rosalía de Castro (En las orillas del Sar, Follas novas), pero en la universidad, recitando ese poema de Espronceda tumbado sobre el césped, en voz en alta, declamando más que leyendo, entendí que el pirata del poema no es más que una metáfora de nosotros mismos, que el barco sobre el que cruza los mares en busca de tesoros no es más que nuestro cuerpo y la vida, y que la libertad a la que canta, desde esa patria única que es el mar, es la misma a la que todos deberíamos aspirar: la libertad de pensamiento, de expresión; la libertad, al fin y al cabo, para elegir nuestro propio futuro.
Aquí les dejo con el texto íntegro del poema de Espronceda «Canción del pirata»:
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido,
del uno al otro confín.
La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul:
«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.»
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
«Allá muevan feroz guerra,
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.»
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
como vira y se previene,
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Una maravilla. Me encanta este poema. Así que fue todo un placer descubrir que varios fragmentos estaban presentes en el inicio del tema 8 del libro de Lengua y Litertura españolas de 1º de la ESO (edición de Edelvives).
Además, coincidía que en 2º de Bachillerato, en la asignatura de Literatura Universal, íbamos por ese período, así que les intenté empapar de Romanticismo a los más pequeños: les conté las características básicas de esa época, como contraposición a lo anterior, la Ilustración, les leí algunas rimas de Bécquer, les recité la «Canción del pirata» íntegra, trabajamos sobre ella, medimos sus versos y definimos la rima, la leímos muchas veces, les expliqué que esa libertad (la del pirata rodeado de su mar) es la que nunca nadie deberá arrebatarles porque la libertad primera, la de ser individuos ante el mundo, es la más esencial de todas, la básica, la que por tener desde siempre igual no sabemos apreciar. Y, por último, para que vieran que no todo en la poesía tiene que ser aburrido o sonar a hace varios siglos, les puse la versión del poema de Espronceda que el grupo riojano de heavy metal Tierra Santa incluyó en su tercer disco, Tierras de leyenda, editado en 2000. Aquí la tienen:
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido,
del uno al otro confín.
La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul:
«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.»
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
«Allá muevan feroz guerra,
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.»
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
como vira y se previene,
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Una maravilla. Me encanta este poema. Así que fue todo un placer descubrir que varios fragmentos estaban presentes en el inicio del tema 8 del libro de Lengua y Litertura españolas de 1º de la ESO (edición de Edelvives).
Además, coincidía que en 2º de Bachillerato, en la asignatura de Literatura Universal, íbamos por ese período, así que les intenté empapar de Romanticismo a los más pequeños: les conté las características básicas de esa época, como contraposición a lo anterior, la Ilustración, les leí algunas rimas de Bécquer, les recité la «Canción del pirata» íntegra, trabajamos sobre ella, medimos sus versos y definimos la rima, la leímos muchas veces, les expliqué que esa libertad (la del pirata rodeado de su mar) es la que nunca nadie deberá arrebatarles porque la libertad primera, la de ser individuos ante el mundo, es la más esencial de todas, la básica, la que por tener desde siempre igual no sabemos apreciar. Y, por último, para que vieran que no todo en la poesía tiene que ser aburrido o sonar a hace varios siglos, les puse la versión del poema de Espronceda que el grupo riojano de heavy metal Tierra Santa incluyó en su tercer disco, Tierras de leyenda, editado en 2000. Aquí la tienen:
Les gustó más la original (sin música), dicho sea de paso, aunque he de reconocer que, desde que conozco esta canción, no puedo leer el poema de Espronceda sin escucharlo con la voz de Ángel San Juan.
Pero hay otras versiones, claro está. Una de las más recientes, descubierta gracias a Internet, es la que hizo e interpreta Alejandro Roop Martín (he aquí su web), mucho más tranquila que la anterior aunque con la misma esencia. Con ella me despido, instándoles a que vuelvan a leer el hermoso canto a la libertad de José de Espronceda, invitándoles a leer siempre.
Hola, soy Marta,
ResponderEliminarme encanta esta poesía y quiero hacerla canción a mi gusto.
quiero darte las gracias por publicarla aquí.
Es la única página web buena que he encontrado
me despido,
Adios
Gracias a ti, Marta, por haber recalado en este humilde blog. Y, sobre todo, gracias a Espronceda, que ha servido de excusa para "conocernos".
ResponderEliminarSaludos.
Hola soy Sandra,
ResponderEliminarEstaba buscando la poesia para mi niño de 5 años que en el cole le ha tocado aprenderse el parrafo "Navega velero mio.....". Le encanta esta poesia y me ha pedido que se la leyera completa. Gracias por tu aportación........la canción le ha impactado... De nuevo, gracias.
Gracias a ti, Sandra, por aterrizar en mi blog y comentar. Es uno de mis poemas favoritos.
EliminarMuchas gràcias mi hija de 7 años tneia que buscar sta poesia i aprenderse un parrafo de esta poesia se le e leido complet i me a impactado de que se a aprendido toda
ResponderEliminarGracias!!! Mi madre me la repite desde la infancia... ama esta poesia, ahora en su cumple de 90 estoy preparando una sorpresa para su agrado!! Necesitaba la letra completa!!
ResponderEliminarGracias!!! Mi madre me la repite desde la infancia... ama esta poesia, ahora en su cumple de 90 estoy preparando una sorpresa para su agrado!! Necesitaba la letra completa!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarMe parece que es una gran ejemplo del personaje del romanticismo ya que este tiene casi todos los temas que trata ya sea la rebeldía al alejarse de toda la sociedad de España que estaba muy revuelta(cosa que la propia canción comenta)en esa época para tener sus aventuras de pirata y la libertad que este obtiene al hacerlo.
ResponderEliminarMe parece que es una gran ejemplo del personaje del romanticismo ya que este tiene casi todos los temas que trata ya sea la rebeldía al alejarse de toda la sociedad de España que estaba muy revuelta(cosa que la propia canción comenta)en esa época para tener sus aventuras de pirata y la libertad que este obtiene al hacerlo.
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