-si son agudas, y terminan en -n, en -s o en vocal: balón, compás, café, colibrí, bonsái; pero si terminan en -s precedida de otra consonante, se escriben sin tilde: zigzags, robots, tictacs. Tampoco llevan tilde las palabras agudas que terminan en -y, pues esta letra se considera consonante a efectos de acentuación: guirigay, virrey, convoy, estoy;
-si son llanas, y no terminan en -n, en -s o en vocal: clímax, hábil, tándem. También se acentúan cuando terminan en -s precedida de otra consonante: bíceps, cómics, fórceps; y cuando terminan en -y, pues esta letra se considera consonante a efectos de acentuación: póney, yóquey;
-y siempre cuando esdrújulas o sobresdrújulas: cántaro, mecánica, cómetelo, llévesemelo.
A todo lo anterior se presupone que la diferencia entre acento y tilde está clara. La tilde, o acento gráfico, sería la representación en la escritura de las anteriores reglas, puesto que la mayor parte de las palabras llevan acento, un acento llamado prosódico, como por ejemplo en lluvia, mesa o caracol, donde el acento (la sílaba tónica) recae en la primera, la primera y la última sílaba, respectivamente, pero que no llevarían tilde por no cumplirse las reglas de acentuación antes detalladas.
El problema existe cuando estamos frente a adverbios acabados en -mente, formados a partir de adjetivos. Veamos qué nos dice el DPD sobre ellos:
Los adverbios terminados en -mente se pronuncian, de forma natural y no enfática, con dos sílabas tónicas: la que corresponde al adjetivo del que derivan y la del elemento compositivo -mente (LENtaMENte). Estas palabras conservan la tilde, si la había, del adjetivo del que derivan: fácilmente (de fácil), rápidamente (de rápido); pero cordialmente (de cordial), bruscamente (de brusco).
De hecho, son las únicas palabras que en español poseen esta particularidad.
Hasta aquí que no pudieran recordar de las clases de Lengua del colegio.
Pero, ¿cómo consideramos estas palabras? ¿Esdrújulas porque su primer acento está en o más allá de la antepenúltima sílaba, o llanas porque el segundo acento (el de -MENte) recae en la penúltima? Está claro que las dos cosas no puede ser al mismo tiempo. ¿O sí?
Con esta duda me dirigí a la Fundación del Español Urgente. La primera respuesta no me convenció. Me dijeron: «Basta con decir que son adverbios terminados en -mente y que se rigen por esa norma excepcional de acentuación que los convierte en palabras con dos acentos».
Pero insistí un poco más, preguntándoles dónde las incluiríamos, pues, en una tabla clasificatoria de palabras agudas, llanas, esdrújulas y sobresdrújulas. Su respuesta fue la que sigue:
Hasta aquí que no pudieran recordar de las clases de Lengua del colegio.
Pero, ¿cómo consideramos estas palabras? ¿Esdrújulas porque su primer acento está en o más allá de la antepenúltima sílaba, o llanas porque el segundo acento (el de -MENte) recae en la penúltima? Está claro que las dos cosas no puede ser al mismo tiempo. ¿O sí?
Con esta duda me dirigí a la Fundación del Español Urgente. La primera respuesta no me convenció. Me dijeron: «Basta con decir que son adverbios terminados en -mente y que se rigen por esa norma excepcional de acentuación que los convierte en palabras con dos acentos».
Pero insistí un poco más, preguntándoles dónde las incluiríamos, pues, en una tabla clasificatoria de palabras agudas, llanas, esdrújulas y sobresdrújulas. Su respuesta fue la que sigue:
Los adverbios acabados en -mente son un caso especial de acentuación, pues tienen dos sílabas tónicas. No son propiamente ni llanas ni esdrújulas (o sobresdrújulas), sino ambos casos a la vez.
A todo esto, añadir la profesionalidad de las personas que trabajar en la Fundéu, ya que mis dos correos electrónicos fueron respondidos rápidamente, el primero de ellos enviado un domingo.
Pero esa explicación tampoco me convenció... Esas palabras, que hoy son una sola, vienen de formaciones latinas derivadas de mentis. Es decir: una traducción etimológica y literal para el adverbio hábilmente, sería «con mente hábil». En latín se escribían, como digo, en dos palabras (el adjetivo y, seguidamente, el sustantivo mens, mentis), pero en español -mente se convirtió en un sufijo, otorgando valor de adverbio al adjetivo. Por ello estas palabras tienen dos acentos, porque de dos palabras distintas hemos evolucionado a una sola. Y, ya que el valor etimológico del sufijo -mente se ha perdido, y puesto que el significado lo aporta el adjetivo del cual se forma el compuesto, considero que sea el adjetivo (como así es en la norma de acentuación de estos adverbios) el que nos indique cómo clasificar este tipo de palabras.
Obviamente, seguimos reconociendo que los adverbios acabados en -mente tienen dos acentos tónicos en la palabra, pero a la hora de clasificarlos nos fijaremos en el acento tónico del adjetivo. Y así, tendremos únicamente palabras esdrújulas (popularmente, fugazmente, vulgarmente...) o, la mayoría, sobresdrújulas (hábilmente, rápidamente, paulatinamente...).
Pero esa explicación tampoco me convenció... Esas palabras, que hoy son una sola, vienen de formaciones latinas derivadas de mentis. Es decir: una traducción etimológica y literal para el adverbio hábilmente, sería «con mente hábil». En latín se escribían, como digo, en dos palabras (el adjetivo y, seguidamente, el sustantivo mens, mentis), pero en español -mente se convirtió en un sufijo, otorgando valor de adverbio al adjetivo. Por ello estas palabras tienen dos acentos, porque de dos palabras distintas hemos evolucionado a una sola. Y, ya que el valor etimológico del sufijo -mente se ha perdido, y puesto que el significado lo aporta el adjetivo del cual se forma el compuesto, considero que sea el adjetivo (como así es en la norma de acentuación de estos adverbios) el que nos indique cómo clasificar este tipo de palabras.
Obviamente, seguimos reconociendo que los adverbios acabados en -mente tienen dos acentos tónicos en la palabra, pero a la hora de clasificarlos nos fijaremos en el acento tónico del adjetivo. Y así, tendremos únicamente palabras esdrújulas (popularmente, fugazmente, vulgarmente...) o, la mayoría, sobresdrújulas (hábilmente, rápidamente, paulatinamente...).
Ahora estarán pensando ustedes: ¿pero no decíamos que todas las palabras esdrújulas llevan tilde? Sí, pero podríamos añadir a la norma: «excepto aquellos adverbios acabados en -mente cuyo adjetivo de procedencia no llevara tilde».
Todo esto viene a santo de una clase de Lengua de 1º de la ESO. Uno de los ejercicios consistía en separar en sílabas un listado de palabras y luego clasificarlas según fueran agudas, llanas, esdrújulas o sobresdrújulas. Entre ellas, un adverbio acabado en -mente: anteriormente.
Tras dividirla en sílabas (an-te-rior-men-te, no olvidemos el diptongo), algunos alumnos la clasificaron como llana y otros como esdrújula. Una división próxima al cincuenta por ciento. Cada sección de la clase intentaba convencer a la otra. Es llana porque si fuera esdrújula llevaría tilde... Es esdrújula porque la sílaba acentuada (rior) es la antepenúltima... ¿Y por qué no lleva tilde entonces?, preguntaban los del otro grupo. La discusión entró en un bucle.
¿Y qué les dije yo? Que ambas respuestas eran igualmente válidas, porque ese tipo de palabras son especiales: tienen dos acentos; el único tipo de palabras que en español tiene esta característica. Pero claro, hablamos de niños y niñas de 12 años. Necesitaban saber qué respuesta era, por así decirlo, mejor. Y les expliqué, a grandes rasgos, el contenido de esta entrada.
Así pues, quienes contestaron que anteriormente es esdrújula ganaron esa pequeña batalla. Por otra parte, el libro del profesor solo daba por buena esa respuesta. Además, en el caso concreto de anteriormente, el segundo acento sobre la sílaba men es apenas perceptible.
Mucho ha cambiado la acentuación en los últimos años (truhan, guion, que ya no llevan tilde según la Academia y sobre lo que podríamos hablar largo y tendido en otra ocasión; solo, que tampoco la lleva, ni siquiera cuando equivale a solamente), y aclarar la clasificación de este tipo de adverbios es sencillo. Recurriendo al origen latino y a esa pérdida de significado en el hoy sufijo -mente, todo se vuelve más sencillo. O eso pienso yo, al menos.
Ah, y una última cosa: las mayúsculas que lo precisen siempre llevan tilde. Siempre. Excepto las que forman parte de siglas, aunque esa ya es otra historia...
Todo esto viene a santo de una clase de Lengua de 1º de la ESO. Uno de los ejercicios consistía en separar en sílabas un listado de palabras y luego clasificarlas según fueran agudas, llanas, esdrújulas o sobresdrújulas. Entre ellas, un adverbio acabado en -mente: anteriormente.
Tras dividirla en sílabas (an-te-rior-men-te, no olvidemos el diptongo), algunos alumnos la clasificaron como llana y otros como esdrújula. Una división próxima al cincuenta por ciento. Cada sección de la clase intentaba convencer a la otra. Es llana porque si fuera esdrújula llevaría tilde... Es esdrújula porque la sílaba acentuada (rior) es la antepenúltima... ¿Y por qué no lleva tilde entonces?, preguntaban los del otro grupo. La discusión entró en un bucle.
¿Y qué les dije yo? Que ambas respuestas eran igualmente válidas, porque ese tipo de palabras son especiales: tienen dos acentos; el único tipo de palabras que en español tiene esta característica. Pero claro, hablamos de niños y niñas de 12 años. Necesitaban saber qué respuesta era, por así decirlo, mejor. Y les expliqué, a grandes rasgos, el contenido de esta entrada.
Así pues, quienes contestaron que anteriormente es esdrújula ganaron esa pequeña batalla. Por otra parte, el libro del profesor solo daba por buena esa respuesta. Además, en el caso concreto de anteriormente, el segundo acento sobre la sílaba men es apenas perceptible.
Mucho ha cambiado la acentuación en los últimos años (truhan, guion, que ya no llevan tilde según la Academia y sobre lo que podríamos hablar largo y tendido en otra ocasión; solo, que tampoco la lleva, ni siquiera cuando equivale a solamente), y aclarar la clasificación de este tipo de adverbios es sencillo. Recurriendo al origen latino y a esa pérdida de significado en el hoy sufijo -mente, todo se vuelve más sencillo. O eso pienso yo, al menos.
Ah, y una última cosa: las mayúsculas que lo precisen siempre llevan tilde. Siempre. Excepto las que forman parte de siglas, aunque esa ya es otra historia...
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