jueves, 29 de diciembre de 2011

Cincuenta amaneceres

Aunque en realidad son más. En total han sido 365 amaneceres, obviamente, los que han iluminado otros tantos días de este año 2011 que ya termina. He seleccionado cincuenta imágenes de las que suelo hacer cada mañana desde la misma ventana y desde (más o menos) la misma posición, les he añadido transiciones y algunos movimientos, he puesto una preciosa melodía de fondo (el tema que abre la maravillosa película de El viaje de Chihiro, dirigida en 2001 por Hayao Miyazaki, con banda sonora de Joe Sisaishi) y aquí tienen el resultado.

Antes de que lo vean, recuerden que no soy un experto fotógrafo ni tampoco un experto editor de vídeos. Al César lo que es del César...

Aquí les dejo una parte de este resumen del año, a través de una selección de los amaneceres de mi ciudad natal, Novelda.


Las composiciones fotográficas son iguales o parecidas. Cambia la luz. Al más puro estilo de Claude Monet (salvando las enormes distancias, por supuesto) y su serie de treinta y un lienzos sobre la catedral de Rouen, pintados entre 1892 y 1894. Seguro que han visto alguna vez esos cuadros; yo los recuerdo de mis clases de Arte del instituto, expuestos en el libro de texto o en la pantalla blanca a través de las diapositivas. La luz cambiaba cada vez, a pesar de que el objeto era el mismo. Tampoco Monet hacía nada nuevo, puesto que años antes ya había pintado otra serie, esa de quince cuadros, sobre cómo afectaba la luz en distintas épocas del año o períodos del día a un montón de heno.

En mis fotografías, la variación horaria no es tan grande (la más temprana es a las 7:26 del 11 de marzo y la más tardía el 27 de noviembre, a las 9:45), pero sí que se puede apreciar las diferentes posiciones del Sol, el tipo de nubes, los colores del cielo en cada amanecer. Era un proyecto que empezó siendo nada, una simple muestra de imágenes en la red social Facebook. Únicamente tomó peso a mitad de año, aproximadamente, cuando ya tenía suficientes fotos como para poder verlas durante un buen rato. Así nació la idea de hacer una última entrada en 2011 con estas imágenes. Iba a subirlas todas, una por una, esas cincuenta que seleccioné, pero habría quedado muy extenso.

Más cómodo, a mi parecer, tanto para ustedes como para mí, confeccionar un vídeo con todas ellas. Y eso es lo que han visto. También me han comentado muchas personas que debería hacer una exposición con algunas de esas fotografías, imágenes que acompañaría de algún texto (a modo de haiku), pero no se lo he planteado al concejal de Cultura de Novelda, puesto que no atiende visitas (o al menos no todas). Quizá en este 2012 que está a punto de comenzar el nuevo equipo de gobierno encuentre ese talante participativo y dialogante que prometían en su programa electoral.

En otro orden de cosas, el año termina. Toca hacer balance. Poco podemos decir de lo que se marcha, forma parte del pasado. Y nosotros somos presentes, somos ahora. Los seres humanos vivimos en el hoy, proyectados hacia el mañana. Más que hacer balance de lo bueno y malo (como nos recomendaba Mecano en su archiconocida canción), debiéramos tal vez renovar nuestros votos con la Naturaleza y con nosotros mismos para el próximo año. Por mi parte, ya tengo algunos proyectos para 2012: algunos me ocuparán todas y cada una de las semanas; otros serán puntuales; otros forman de tareas pendientes, trabajos literarios y musicales que debo concluir; otros son personales...

Pero todo llegará, no adelantemos acontecimientos.

Ahora poco queda. Únicamente desear que estos dos días que restan de 2011 sean la mejor antesala para un 2012 que les deseo, de todo corazón, cargado de felicidad intensa y sonrisas infinitas. Les veo a la vuelta del calendario.


viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Jurar o prometer?

Desde el martes 20 de diciembre, España tiene un nuevo Presidente del Gobierno: Mariano Rajoy Brey. Elegido en las urnas por apenas el 30% del censo, las carambolas (y carencias) de la ley electoral lo alzaron con una mayoría aplastante de 186 diputados. Esos hombres y esas mujeres fueron quienes lo designaron Presidente para los próximos cuatros años.


Al día siguiente, miércoles 21, Mariano Rajoy acudía al Palacio de la Zarzuela para tomar posesión delante de los Reyes de España.


Foto: Agencia EFE


Lo hizo con la mano derecha en la Constitución, la izquierda sobre la Biblia y ante un crucifijo. Son las cosas que tiene vivir en un estado aconfesional. De nuevo, el Presidente de todos los españoles haciendo guiños a la Iglesia Católica, amparado por otra parte en esa ambivalencia del texto de nuestra Carta Magna. Y es que Mariano Rajoy es el Presidente de todos los españoles: los que son católicos, los que son musulmanes, los que son budistas, los que son hinduistas, los que no quieren ser nada, los que respetan cualquier pensamiento y creencia, etcétera.


Pero nuestra Constitución... Ya he hablado muchas veces en este mismo blog de la necesidad de modificar ciertos artículos cuya ambigüedad y mal redacción lleva décadas produciendo roces.


También debemos tener en cuenta el hecho de que el Presidente jurara su cargo en vez de prometerlo. La misma RAE, en su primera acepción, ya nos indica ese matiz:




«Afirmar o negar algo, poniendo por testigo a Dios». Demasiado para un Presidente, ¿no creen? ¿No es la Constitución Española el máximo orden jurídico español? ¿No estamos todos los españoles sujetos a ella desde diciembre de 1978? Y cuando digo «todos los españoles» estoy pensando en todos los miles de ciudadanos patrios que se sintieron molestos con la presencia de un símbolo anacrónico con la actual corriente de pensamiento global.


No deberíamos mezclar a Dios (en este caso particular el Dios católico ajusticiado en la cruz) en los asuntos de Estado, puesto que las creencias son parte (o tendrían que serlo, al menos) de la esfera privada de la persona.


Por el contrario, la última edición del Diccionario de la Real Académica define prometer de esta manera:




La misma definición lo deja claro: lingüísticamente hablando es más correcto prometer un cargo que jurarlo, ya que prometiendo estamos obligándonos a llevarlo a cabo y jurando únicamente afirmamos que lo haremos, sin nada más. Poniendo por testigo a Dios, de acuerdo, pero nada más.


Y, como ya he dicho, ser Presidente del Gobierno no es un cargo en el que luego haya que rendirle cuentas al Altísimo, sino a todos los españoles, aunque sea a ese exiguo 30% del censo que te ha votado. Porque dentro de ese 30% seguro que hay católicos, pero también habrá personas que se consideren aconfesionales; constitucionalmente aconfesionales, claro está.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Come, reza, ama

Realicé el viaje inverso. Una paradoja, tratándose de un libro de viajes... Primero descubrí la película (por casualidad, porque alguien me la recomendó, creo, pero ahora no lo recuerdo): una joyita visual y narrativa que recorre tres países (Italia, India e Indonesia) a través de los ojos de su protagonista, con esos paisajes eternos y voluptuosos que nos emocionan los sentidos a través de dos continentes. Una belleza constante y continua. Aquí les dejo el avance.





Julia Roberts es la encargada de acompañarnos por esos países. La actriz, trasunto de Elizabeth Gilbert, autora del libro, nos encandila desde el primer minuto. Desde que rompe su matrimonio en Nueva York hasta que conoce a Javier Bardem en Bali, la seguimos a cada paso, la esperamos mientras medita, nos reímos con ella, sufrimos por ella. Pero quería más.

Así que leí el libro. Otra joya. El viaje al revés, que les decía: en vez de ver la película tras leer el libro, al contrario. Corriendo el riesgo de leer la novela a través de los ojos y con la voz de los protagonistas del cine, de saberme la música de cada escena, los gestos que acompañan cada palabra. En este caso no ocurre así (al menos no tanto), ya que Julia Roberts es Elizabeth Gilbert, y viceversa podríamos añadir; ella es la que mejor podría haberla interpretrado y, una vez que vemos a la autora, nos damos cuenta de que esa actriz es la que mejor podía plasmarla en la pantalla.

Para quien no conozca el libro (o la película), el argumento nos sitúa ante los hechos reales que le ocurrieron a la escritora: después de un matrimonio fallido, sumida en un divorcio que la deja moralmente por los suelos y casi en quiebra, decide levantarse por sí misma viajando (tras vender los derechos de la novela que escribiría sobre ello) durante un año alrededor del mundo, intentando recomponerse el alma. Empieza en Italia, con una estancia puramente gastronómica, casi de preparación para lo que vendría; luego pasa a la India, viviendo en un ashram y aprendiendo las técnicas de la meditación; y por último, siguiendo la estela de un curandero balinés, llega a Indonesia con la intención de equilibrar placer y devoción, goce interior y exterior.

El libro está plagado de hermosas frases y el visionado previo de la película ayuda a la recreación de los lugares, sobre todo si no se ha tenido la suerte de visitarlos. Más que ante un libro de viaje, nos encontramos frente a un diario, el alma sobre el papel de la autora y una invitación velada a que, en la medida de lo posible, sigamos sus pasos; esto es, aprendamos a equilibrar nuestro interior para así tener una mejor vida.

Ya extracté algunas de la frases de Come, reza, ama en mi perfil de Facebook. Aquí tienen un fragmento:
Tengo muy presente lo que me ha enseñado mi gurú sobre la felicidad. Ella dice que la felicidad es un golpe de suerte, casi como el buen tiempo, que parece más una bendición que otra cosa. Pero la felicidad, de hecho, no funciona así. La felicidad es consecuencia de un esfuerzo personal. Luchas para conseguirla, te la trabajas, insistes en encontrarla y hasta viajas por el mundo buscándola. Participas incansablemente en la manifestación de tus propios dones. Pero, cuando alcanzas la felicidad, tienes que luchar a brazo partido para mantenerla, procurando nadar siempre a favor de la corriente en el río de tu felicidad, para mantenerte a flote. Si no lo haces, perderás tu alegría innata. [...] Por tanto, no buscamos la felicidad solo por nuestro propio bien y para poder seguir vivos, sino que es un generoso regalo que hacemos al mundo. Si te limpias por dentro para librarte del sufrimiento, es como si te quitaras de en medio. Dejas de ser un obstáculo, no solo para ti mismo, sino para todos los demás. Solo entonces estarás libre para poder servir a otros y disfrutar de ellos.
Les recomiendo encarecidamente el libro. Y la película. Se complementan. Nos ayudan. Nos invitan a cambiar.


Y para terminar les dejo la conferencia que la autora del libro, Elizabeth Gilbert, impartió para la organización TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño) en 2009, en la que habla sobre el proceso creativo a cualquier nivel y en cualquier ámbito, aunque, claro está, centrándose en la escritura.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Declaración Universal de los Derechos Humanos

Porque nosotros mismos somos responsables de su cumplimiento. Porque es ahora (inconcebiblemente) cuando más la pisoteamos y nos olvidamos de ella. Porque casi nunca se cumple (tampoco en los países llamados del Primer Mundo). Porque, después de todo, su incumplimiento constante debería ser causa de sonrojo y vergüenza para todos.

Por todo eso y más, hoy, 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, quiero poner en mi blog los 30 artículos que forman la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tal y como fue adoptada y proclamada por la Asamblea General de la ONU en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.



Aquí la tienen. Ahora, por favor, léanla:

Preámbulo

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana,

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias,

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,

Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones,

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,

Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y

Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso,

La Asamblea General

Proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.

Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.

Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.

Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

Artículo 11
Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Artículo 13
Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.

Artículo 14
En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 15
Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

Artículo 16
Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
Solo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

Artículo 17
Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Artículo 20
Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Artículo 21
Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Artículo 23
Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 25
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

Artículo 26
Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Artículo 27
Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

Artículo 29
Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 30
Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Discursos motivadores para un mundo en crisis

Hace algo más de un año hablaba en este mismo blog sobre la película Un pez gordo, dirigida en 1999 por John Swanbeck y protagonizada por Kevin Spacey, Danny DeVito y Peter Facinelli. Aquí tienen el enlace a esa entrada.

Terminaba esa ocasión poniendo el vídeo con el epílogo de la película (aunque con otras imágenes y musicado), un monólogo que ha venido pasándose de boca en boca, de correo electrónico en correo electrónico, durante los últimos años, un monólogo que comienza con un claro «Disfruta de la fuerza y belleza de tu juventud». Al más puro estilo del tópico aquel del carpe diem. De nuevo, como hice hace algo más de un año, les pongo el vídeo con la narración de ese gran monólogo con las instrucciones para una vida plena y completa:



Últimamente he recordado otros monólogos, como ese fabuloso de la fabulosa El curioso caso de Benjamin Button.




Esta hermosa película, dirigida en 2008 por David Fincher (responsable también de Se7en o El club de la lucha) y basada en un relato de Scott Fitzgerald, está protagonizada por Brad Pitt en el papel de Benjamin Button, un hombre que nació con la apariencia y las limitaciones de un anciano y que, año tras año, va creciendo y volviéndose joven, hasta morir siendo un bebé. Una vida al contrario, una vida marcha atrás.


La película no tiene desperdicio, de esas que se degustan lentamente y se recuerdan mucho tiempo después. Esto es lo que nos recomienda Benjamin Button:
Nunca es demasiado tarde, o en mi caso demasiado pronto, para ser quien quieras ser. No hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras. Puedes cambiar o no hacerlo; no hay normas al respecto. De todo podermos sacar una lectura positiva o negativa, espero que tú saques la positiva. Espero que veas cosas que te sorprendan. Espero que sientas cosas que nunca hayas sentido. Espero que conozcas a personas con otro punto de vista. Espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa. Y si ves que no es así, espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo.
Las imágenes que acompañan el texto son bellísimas. El protagonista marcha a la India, al igual que en la novela autobiográfica Come, reza, ama, de Elizabeth Gilbert (de la cual ya hablaré en próximas entradas).


Hermosas palabras las de esa carta: «Espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo». Como Nick Vuijic, el joven que nació sin piernas ni brazos y ni por esas se rindió jamás, la vida nos obliga a levantarnos cuando todo se derrumba a nuestro alrededor; y si no conseguimos levantarnos, si todo parece tan difícil e imposible que nos hunde el optimismo y pretende reducir nuestras expectativas de futuro, la única manera de encontrar esa fortaleza es mirando dentro de nosotros mismos. Porque somos nosotros los únicos que tenemos la capacidad de ser felices. Si somos felices, encontraremos la manera de sonreír ante cualquier dificultad. Si somos felices por nosotros mismos, sabremos encontrar la forma de rodearnos de felicidad y enviar alegría a cualquier costado.


Y si no lo logramos, si desfallecemos, quizá tengamos que recordar la historia de esos marcianos que vinieron a la Tierra a intentar comunicarse con nosotros. Esto es lo que les puse un día a mis alumnos, antes de comenzar los exámenes de la primera evaluación.




Si fallamos solo tenemos que intentarlo una vez más, pero con más fuerza. Es más o menos la misma idea, ¿no creen? Todos esos vídeos nos hablan de lo mismo: nosotros tenemos la capacidad de decidir cómo queremos afrontar la vida. Así que afrontémosla con optimismo.


El último discurso motivador que he escuchado ha sido en boca del actor Paco León, durante la entrega de los Premios Ondas 2011. Un discurso que inyecta energía a raudales y que, a pesar de estar dirigido al sector del periodismo y la interpretación, todos deberíamos adoptarlo en cada una de nuestra facetas.




Ahora bien, el hecho de que haya tantos discursos motivadores últimamente nos tendría que llamar la atención, ¿no? Si hacen falta tantos discursos, tantos seminarios de reparto de optimismo, tantos fines de semana de meditación, ¿no será que vivimos inmersos en las prisas, el miedo, la infelicidad constante? Occidente sufre una profunda crisis, económica y financiera, en primer lugar, pero de valores y sistémica cuando rascamos un poco la superficie.  El miedo a lo que vendrá, a cómo será la sociedad en la que habiten nuestros nietos, siempre ha existido, desde la Edad Media hasta hoy.


La única forma de dejarles un mundo mejor a las generaciones del mañana es hacer de este mundo, hoy mismo, un mundo mejor. Y eso depende de nosotros. Sin mirar a otro lado. Sin descargar la responsabilidad en los mercados, la crisis o la sociedad consumista. Nuestra felicidad depende de nosotros mismos y es responsabilidad nuestra legar esa felicidad al futuro. Así que manos a la obra.

martes, 22 de noviembre de 2011

Santa Cecilia: de mártir a patrona sin querer

Gregorio XIII, el Papa que instauró en 1582 el actual calendario, que modificaba al juliano que venía empleándose desde el 46 a.C., fue también quien nombró oficialmente a Santa Cecilia como patrona de la música.


La Enciclopedia Católica de 1913, que hoy se puede consultar en Internet aquí, nos lo relata así: «La referencia histórica más antigua de Santa Cecilia se encuentra en el Martyrologium Hieronymianum. […] La fiesta de la santa que se menciona el 22 de noviembre, en cuyo día es todavía celebrada, fue preservada en el templo dedicado a ella del barrio del Trastevere en Roma. Por consiguiente, su origen probablemente se remonta a esta iglesia. Las primeras guías medievales (Itineraria) de los sepulcros de los mártires romanos señalan su tumba en la Vía Apia, al lado de la cripta de los obispos romanos del siglo tercero. […] Hacia la mitad del siglo quinto aparecen las Actas originales del martirio de Santa Cecilia, que habían sido transmitidas en numerosos manuscritos; estas actas también se tradujeron al griego. Fueron utilizadas en los prefacios de las misas del mencionado Sacramentarium Leonianum. Ellas nos informan que, Cecilia, una virgen de una familia senatorial y cristiana desde su infancia, fue dada matrimonio por sus padres a un noble joven pagano, Valeriano. Cuando, tras la celebración del matrimonio, la pareja se había retirado a la cámara nupcial, Cecilia le dijo a Valeriano que ella se había desposado con un ángel que celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía tener el cuidado de no violar su virginidad. Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la tercera piedra miliaria de la Vía Apia donde debía encontrarse con el obispo (Papa) Urbano. Valeriano obedeció, fue bautizado por el Papa y regresó como cristiano ante Cecilia. Entonces se apareció un ángel a los dos y los coronó con rosas y azucenas. Cuando Tiburcio, el hermano de Valeriano, se acercó a ellos, también fue ganado para la Cristiandad. Como niños celosos de la Fe, ambos hermanos distribuyeron ricas limosnas y enterraron los cuerpos de los confesores que habían muerto por Cristo. El prefecto, Turcio Almaquio, los condenó a muerte; el funcionario del prefecto, Máximo, fue designado para ejecutar la sentencia, se convirtió y sufrió el martirio con los dos hermanos. Sus restos fueron enterrados en una tumba por Cecilia. Ahora la propia Cecilia fue buscada por los funcionarios del prefecto. Antes de que fuera apresada, dispuso que su casa debiera conservarse como un lugar de culto para la Iglesia romana. Después de una gloriosa profesión de fe, fue condenada a morir asfixiada en el baño de su propia casa. Pero, cuando permaneció ilesa en el ardiente cuarto, el prefecto decidió su decapitación en ese lugar. El ejecutor dejó caer su espada tres veces sin separar la cabeza del tronco y huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre. Vivió tres días, hizo disposiciones en favor de los pobres y dispuso que, después de su muerte, su casa debía dedicarse como templo. Urbano la enterró entre los obispos y los confesores, es decir, en la catacumba de Calixto».


Tumba de Cecilia en la cripta de Calixto.
En poemas basados en las Actas de Santa Cecilia podemos leer: «Venit dies in quo thalamus collacatus est, et, cantantibus organis, illa in corde suo soli Domino decantabat: fiat Domine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confundar», cuya traducción es: «Vino el día en que el matrimonio fue celebrado, y, sonando los instrumentos, ella en su corazón solo alababa al Señor diciendo: haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados y no sea yo confundida». Seguramente, tal y como nos dice la Enciclopedia Católica, «el cantantibus organis fue interpretado erróneamente, como si la propia Cecilia fuera la organista. De este modo se relacionó estrechamente a la santa con la música. Cuando se fundó en Roma la Academia de la Música (1584) fue nombrada patrona del instituto, después de lo cual su veneración como patrona de la música de la iglesia se generalizó universalmente».


Porque organum puede referirse tanto al instrumento de música en sí (el órgano) como a todos los instrumentos de música en general. En la asignatura de Literatura Comparada, en la Universidad, el profesor insistía en que el traductor es un traidor, de ese binomio italiano de «tradurre e tradire». En este caso, puede que la traición al original haya provocado que Santa Cecilia sea nuestra patrona. Asimismo, y esta vez por una similar escritura de las palabras latinas cæcitas (ceguera) y Cæcilia (Cecilia), también es Santa Cecilia, junto a Lucía de Siracusa, la patrona de los ciegos.


Nuestra palabra música, como nos indica el Diccionario etimológico de Joan Coromines, viene del latín musica, y este del griego antiguo μουσική (musiké), uso sustantivo de μουσικός (musikós), «propio de o relativo a las musas». Homero se había referido a ellas, tanto de forma individual como colectiva, incluso citando su número: «Nueve Musas cantando por turno con voz melodiosa entonaron sus trenos» (Odisea, canto XXIV, vv. 60-61). Sin embargo, fue Hesíodo, en su Teogonía (vv. 75-80), quien las presenta por su nombre: «las Musas que habitan las mansiones olímpicas, las nueve hijas nacidas del poderoso Zeus: Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Érato, Polimnia, Urania y Calíope». Euterpe, que en griego significa «la muy placentera», era considerada la musa de la música, después sustituida por Santa Cecilia, en cuyo honor se celebran, aquí y allá, numerosos actos. Pero la imagen de nuestra Patrona, en Novelda, está…, bueno, de dónde está y de cómo podríamos «honrarla» mejor no queda tiempo ahora para debatir. Quizá en otra revista… Hasta entonces, ¡feliz día de Santa Cecilia, amigos, socios y músicos de La Artística!

jueves, 17 de noviembre de 2011

Cualquier lengua, nuestra lengua

En el mundo existen cientos y cientos de lenguas. En cualquier continente, habladas en ciudades o aldeas, por más o menos personas, todas representan un medio de comunicación, una forma de entenderse; una manera de entender la vida, en suma.

En el anexo final del libro de Lengua Castellana de 1º de ESO hay un sucinto monográfico sobre nuestra lengua: el español. Hablado por casi 440 millones de personas alrededor del mundo, «es la cuarta lengua con mayor peso demográfico del mundo. Es el idioma oficial de 21 países: España, diecinueve países americanos y Guinea Ecuatorial (África). También es lengua oficial en la República Árabe Saharaui Democrática. Además, existe una importante población hispanohablante en Filipinas y Estados Unidos (alrededor de 36 millones de personas)».

Luego pasa a describir qué es un dialecto y cuáles son los dialectos más importantes de nuestra lengua. Y antes de eso, el libro de texto explica lo que es una lengua («sistema lingüístico o código que emplea una comunidad para comunicarse, [que] tiene sus propias unidades y reglas gramaticales»), además de hacer una especificación que considero fundamental: «son lenguas, por ejemplo, el español, el catalán o el francés».

Como es sabido, en España conviven distintas lenguas, algunas de ellas oficiales también en sus respectivas regiones junto al español, como son el gallego, el euskera y el catalán (o valenciano). Existen otras lenguas en España, por supuesto, como el aranés, el asturleonés o el aragonés, que aunque no sean oficiales no por ello son menos importantes o dejan de estar reconocidas. Todas ellas son lenguas. Ninguna es dialecto del español, ninguna está por debajo de otra (al menos en teoría, claro).

Es fundamental, por lo tanto, que ya desde la escuela se enseñe a los más pequeños ese amor y respeto por todos los idiomas, se hablen donde se hablen, sea cual sea su número de hablantes o el país donde se usen. Es fundamental que aprendan a amar cualquier lengua como si fuera su propia lengua.

Por ello es necesario que aprendan esos conceptos básicos (por ejemplo, el español y el catalán son lenguas distintas, como lo son el quechua y el francés; el catalán y el valenciano son denominaciones distintas de una misma lengua, como pueda ser el español que hablamos en la península ibérica y el que se habla en Venezuela o Argentina, etc.).

Despolitizar este tema desde la escuela, mostrándoles la realidad lingüística (no solo de España sino del mundo), hará que crezcan amando todas las lenguas, respetándolas por igual, aunque esas lenguas únicamente se hablen en un solo país, aunque se hablen tan solo en una comunidad autónoma, a pesar de que solo la hablen cien personas en todo el mundo.

De ese modo, cuando crezcan, cuando esos niños y niñas de hoy sean los periodistas, los profesores, los escritores, los publicistas, los obreros, los conductores, los científicos, los albañiles, los políticos... del mañana, nos evitarán algunas de las situaciones que estamos viviendo actualmente.

Destaco dos ejemplos: el primero de ellos acerca de una campaña publicitaria que se puede escuchar en las radios y ver en las cadenas de televisión desde hace varios meses. Se trata del anuncio del cuponazo de los viernes de la ONCE, donde, con el reclamo de los 9 millones de euros que dan («mucha pasta») y sobre todo atendiendo al doble significado que tiene la palabra pasta (la primera, «masa hecha de una o diversas sustancias machacadas» y otra acepción, coloquial, referida al dinero), han elaborado una publicidad donde un supuesto italiano vende las bondades del cupón. Aquí tienen el anuncio en sí.



Cargado de errores gramaticales forzados en italiano, el anuncio no está ni en una lengua ni en otra y no se sabe si se trata de un español hablando italiano de forma incorrecta o de un italiano burlándose de su propia lengua, cayendo en ese tópico hollywoodiense de Italia = mafia. La lengua italiana se entiende perfectamente; salvo algunas palabras o expresiones, un hablante de italiano que se dirija a nosotros no muy deprisa es perfectamente entendible. Lo digo por experiencia propia: el año pasado estuve recibiendo clases de italiano en la Escuela de Idiomas y nuestra profesora siempre nos hablaba, en todo momento, usando la lengua de Petrarca. Respecto al anuncio de la ONCE, ¿tan difícil era conseguir un auténtico italiano o alguien español que supiera italiano, aunque sea básico? Imagino que no. El resultado, con esa mezcla absurda entre italiano y español, a lo spaguetti western o al modo del spanglish, me parece una burla, un chiste.


Por eso hay que demostrar más respeto por las lenguas. Y no solo demostrarlo, sino ejercerlo. Algo que desde las instituciones públicas ha de convertirse en toda una obligación moral y legal. En Novelda (Alicante), lugar donde la lengua valenciana ha tenido siempre un predominio lingüístico superior al del castellano, la Regidoria de Normalització Lingüística ha desaparecido prácticamente.


Subida al carro del ahorro y la austeridad que pregona pero no practica el nuevo equipo de gobierno, esta concejalía ha olvidado todos los puntos para los que fue creada, hace más de diez años, obviando sistemáticamente todos y cada uno de los puntos del reglamento de normalización lingüística del Ayuntamiento de Novelda (que pueden consultar aquí y que fue aprobado por unanimidad el Pleno municipal en marzo de 1991). En primer lugar, algo fundamental, y es que la Regidoria de Normalització nació para servir como eje transversal que implicara a las demás concejalías en el respeto, el uso y la promoción del valenciano. Eso, que se practicaba en el pasado, ha quedado hoy como una simple anécdota, mermando sus funciones a casi exclusivamente ofertar cursos (y para cubrir el expediente del concejal de turno). Lo más grave se vivió en la festividad del 9 d'Octubre, Dia del País Valencià (o Comunitat Valenciana, como quieran llamarlo, ambas válidas), donde la señora alcaldesa efectuó un discurso institucional en bilingüe, algo que nunca había pasado. Está claro que el castellano y el valenciano son oficiales, pero ese día «tocaba» leer (que no escribir, porque a la vista quedó que se lo acababan de imprimir) un discurso íntegro en valenciano. Se olvidaron del respeto por la lengua. Como también se «olvidaron» de imprimir la publicidad del concierto posterior al acto institucional en valenciano. Y también la del concierto de la banda de música de la tarde, aunque en esta ocasión la banda la envió en valenciano y el Ayuntamiento la tradujo al castellano, hecho que roza lo esperpéntico.


El nuevo equipo de gobierno, del Partido Popular, comenzó con mal pie la legislatura, traduciendo todos los papeles e instancias oficiales, los rótulos en folletos y cartelería... Donde se leía «Ajuntament de Novelda» ahora pone «Ayuntamiento de Novelda», como si molestara el valenciano.


Lo expliquen como lo expliquen, lo vendan como lo vendan, es falta de respeto por la lengua, por una lengua que, como el español, proviene del latín y tiene muchas raíces y formas comunes. (Eso lo vengo a decir cuando se excusan en que hay algunas personas que no entienden esa lengua.) No se puede entender esta actitud, salvo que sea parte de una estrategia pensada y buscada para limitar el uso del valenciano en la vida pública.


La última, sucedida hace unos días, a simple vista. En la primera entrada de Novelda, llegando de Madrid por la autovía, una vez que se entra en la ciudad, puede leerse un cartel anunciando las próximas fiestas navideñas. Pone «Felices Fiestas».




El año pasado, por estas mismas fechas, se instalaba una parecida que decía «Bones Festes», en valencià.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Prever y no preveer*

Es un error frecuente. Al hablar, es común (aunque no por ello aceptado en el habla coloquial) cambiar el verbo prever por preveer*, construcción por asimilación a proveer. El Diccionario panhispánico de dudas nos dice acerca del verbo prever:
Prever. ‘Ver [algo] con anticipación’, ‘conjeturar [algo futuro]’ y ‘disponer [lo necesario] para futuras contingencias’. Verbo irregular: se conjuga como ver: «Piensan que quien está por morir prevé lo futuro» (Borges Libro [Arg. 1975]). Es incorrecta la grafía preveer, debida al cruce con proveer (‘suministrar’; → proveer(se)), cuyo modelo es leer; por tanto, son incorrectas formas como prevee, preveyó, preveyendo, etc., en lugar de prevéprevió, previendo, etc.: «Un hombre que prevee su muerte con 10 años de anticipación y no cumple, no es serio» (Nacional [Ven.] 12.1.97).
Como hemos visto en el ejemplo que propone el DPD, es un error que traspasa el habla
coloquial y aparece incluso en los medios de comunicación, impresos y audiovisuales.

Sobre esto último, se pudo ver en televisión la semana pasada el nuevo comercial de la marca Audi sobre el modelo Q3. Aquí les dejo el vídeo.



En la versión original, se escucha claramente un «preveer» en boca del narrador en voz en off. Lo tuiteé en cuanto lo oí.

En el canal de Youtube de la marca de automóviles, el vídeo aparece subido desde hace pocos días, el 5 de noviembre concretamente. Ahí apenas se escucha esa malformación del verbo; quizá han cambiado el audio, algo que agradezco y valoro. En cualquier caso, no fui yo el único que captó ese desliz. En un foro de Internet, dedicado a los anuncios de televisión, dos comentarios hacían referencia a ese 
«preveer» que se había colado, el último de ellos publicado el 6 de noviembre por la noche. Cualquier duda queda disipada: tres personas no pueden escuchar el mismo error... En mi tuit también mencioné, además de a @audispain, a @fundeu, la cuenta en Twitter de la Fundación del Español Urgente. Me contestaron a las horas (Audi aún no lo ha hecho), redirigiéndome a un artículo sobre el tema. Aquí está lo que nos dice la Fundéu sobre esa confusión tan corriente:
El verbo prever está formado por el verbo ver y el prefijo pre-, es decir 'ver antes', y debe conjugarse igual que verA veces, se mezclan los verbos prever y proveer, lo que da lugar a la creación del verbo preveerDe ahí que resulten formas como preveyó, preveyera o preveyendo, en lugar de previó, previera o previendoSon incorrectas, por tanto, frases como «Preveyó graves problemas para los trabajadores de las petroleras», «Los directivos de la empresa no preveyeron los problemas económicos» o «Un contestador automático pedía que no bloquearan la línea, quizás preveyendo que los familiaresde los afectados...». Este error se extiende a todos los tiempos y formas del verbo prever: prevee, preveemospreveímos, etc. en lugar de prevé, prevemos, previmos, etc.
Entre todos, conseguiremos pulir la lengua para evitar caer en estos fallos que empañan nuestra habla, nuestra escritura. Aunque siempre, como ha hecho Audi, estamos a tiempo de corregirlos.

martes, 1 de noviembre de 2011

Un día como otro cualquiera

A esta hora ya serán muchas las personas que han pasado por los cementerios municipales de nuestra geografía nacional. Otros quizá aprovechen la tarde para hacer la visita a las tumbas de sus seres queridos o allegados. Por otro lado, serán pocas (o ninguna, aunque nunca se sabe cuánto se puede alargar una celebración) las que vuelven ahora a sus casas después de celebrar la noche de Halloween.

Sobre esta segunda celebración, me gustaría empezar con una frase que leí ayer mismo en Facebook, publicada por una amiga: «¿Os acordáis de cuando éramos pequeños e íbamos tocando las puertas de las casas, disfrazados, para que nos dieran caramelos? Yo tampoco».

Halloween, como ha pasado muchísimas veces a lo largo de la historia, no es más que el fruto de una suplantación. Esta forma de superponer celebraciones, quitando las que había y sustituyéndolas por otras (o simplemente implantando otras nuevas) se ha hecho siempre. Y los españoles somos expertos en eso. Aunque ahora no se haya llegado al derramamiento de sangre, la televisión, el cine y los centros comerciales nos han introducido, con calzador diría yo, una celebración que nos es ajena por completo.

Porque Halloween tiene su origen en el mundo celta, quienes celebraban el Samhain, «el fin del verano». Con esa fiesta se conmemoraba el final del tiempo de cosechas, iniciándose así el Año Nuevo. Los antiguos celtas creían que en esa noche, la línea que une nuestro mundo con el mundo de los muertos se estrechaba, algo que aprovechaban los espíritus para cruzar de una parte a otra. Por ello, todas las personas vestían trajes y máscaras de aspecto grotesco, para así alejar a los malos espíritus.

Los romanos, al conquistar los dominios celtas, asimilaron esa tradición, emparejándola con la fiesta en honor a la diosa de los árboles frutales, Pomona, que se celebraba a finales de octubre y principios de noviembre.

Y más tarde, impulsado por el papa Gregorio III en el siglo VIII pero llevado a cabo por Gregorio IV ya en el siglo IX, se suplantó finalmente esa fiesta superponiéndola con una cristiana: el Día de Todos los Santos, que se celebraba el 13 de mayo, pero que se pasó al 1 de noviembre.

El origen de esta festividad era paliar cualquier omisión dentro del amplio santoral anual. Poco, quizá, tenga que ver con lo que actualmente se lleva a cabo en un día como este, ¿no? En realidad, el día para que la cristiandad ore por sus difuntos y, ante todo, por aquellos que aún habitan en el Purgatorio en espera de purificación, es mañana, 2 de noviembre, celebración de los Fieles Difuntos. Igual sería mejor mover la festividad en el calendario, del primero de noviembre al segundo día del mes. O, mejor todavía, y ya que estamos en un estado constitucionalmente aconfesional, ¿no sería mejor pasar todas las fiestas religiosas (como la Inmaculada, San José, la Asunción, etc.) al domingo inmediatamente anterior o posterior para no crear agravios comparativos con otras religiones existentes en nuestro país?

Quizá eso ya sea más complicado, ¿no creen? Y es que, ¿por qué en este estado aconfesional todas las vacaciones, excepto las de verano, tienen que ver con la religión cristiana?

Sea como fuere, y como decía al principio, la suplantación de fiestas se ha hecho desde siempre. Cuando se arrebató la península ibérica a los árabes, las iglesias se construían sobre los restos de las mezquitas asoladas. Algo que también hicimos los españoles en América, cuando fuimos a cristianizarles (y a llevarnos todo el oro que pudimos, de paso): asolábamos los pueblos y sobre los templos se levantaban iglesias. Era sencillo. Si la gente tiene por costumbre ir a un sitio a reunirse y pedir a su dios por una época de lluvias benigna o por unas cosechas favorables, construyamos nuestros templos sobre las ruinas de los suyos. Los indios seguirán yendo a esos lugares, las iglesias se llenarán y todos contentos. La Conquista avanzaba.

La Iglesia Católica hizo lo propio, suplantando celebraciones paganas e inventándose ritos cristianos que todos pudieran aceptar sin problemas. Así pasó, por ejemplo, con la Navidad, adoptándose distintas fiestas paganas de cualquier cultura y región al calendario cristiano. Con ello se lograba acercamiento y, lo principal, adeptos.

Incluso el Camino de Santiago, ideado por los monjes benedictinos de Cluny en el siglo IX, recoge una antigua tradición que se remonta al Neolítico, en la que hombres y mujeres viajaban al final de sus vidas hacia donde se moría el Sol, llegando hasta las costas de Finisterre («el fin de la tierra»), el extremo más al Oeste del mundo entonces conocido. Si la gente ya peregrinaba, ¿qué hacía falta para que la Iglesia adoptara esa tradición? ¿Que aparecieran unos restos y se atribuyeran al apóstol Santiago? Pues eso mismo ocurrió.

Lo cierto es que estamos ante un día cualquiera. Hoy, 1 de noviembre, es la fecha en la que las floristerías hacen su agosto con esa generalizada tradición de acudir a los cementerios a limpiar y poner flores a nuestros difuntos. Únicamente este día. Al igual que el 14 de febrero, hoy, a mi juicio, no es más que otro día-excusa. Si en San Valentín toca decirle «te quiero» a nuestra pareja, hoy toca visitar el cementerio. Pero de mi novia y de mis muertos me acuerdo siempre, los llevo perennes en la memoria, presentes a cada paso. Mientras, me dedico a vivir el hoy. Y cuando muera, incinérenme. No les haré acudir al cementerio cada año, a limpiar mi lápida, cambiar la foto y ponerme flores. El que me recuerde, lo hará, sin necesidad de todo eso. Y luego echen mis cenizas en el cabo de Fisterra, allá en A Coruña, allá donde los hombres y mujeres del Neolítico iban a morir, allá donde moría el Sol, donde las cenizas se juntan con el agua, el agua se hará lluvia y la lluvia hará nacer frutos sobre la tierra.

Solo así se cumplirá el ciclo de la vida.