Aquí lo tienen en la voz de Edmundo Rivero, el genial creador de otros maravillosos tangos como «Sur» o «Confesión».
Este tango fue compuesto en 1936, con letra de Enrique Cadícamo y música de Juan Carlos Cobián. Juntos también gestaron otras grandes piezas del tango, como «Los mareados» o «Viejo bandoneón». El gran poeta Cadícamo registró la obra más numerosa entre todos los autores, alrededor de mil trescientas canciones, y además escribió libros, obras de teatro, guiones. Incluso fue director de cine. La letra del maravilloso tango «Nostalgias» es la que sigue:
Quiero emborrachar mi corazón
para apagar un loco amor
que más que amor es un sufrir...
Y aquí vengo para eso,
a borrar antiguos besos
en los besos de otras bocas...
Si su amor fue «flor de un día»
¿por qué causa es siempre mía
esa cruel preocupación?
Quiero por los dos mi copa alzar
para olvidar mi obstinación
y más la vuelvo a recordar.
Nostalgias
de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración.
Angustia
de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado
pronto... pronto le hablará de amor...
¡Hermano!
Yo no quiero rebajarme,
ni pedirle, ni llorarle,
ni decirle que no puedo más vivir...
Desde mi triste soledad veré caer
las rosas muertas de mi juventud.
Gime, bandoneón, tu tango gris,
quizá a ti te hiera igual
algún amor sentimental...
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas...
Si las copas traen consuelo
aquí estoy con mi desvelo
para ahogarlos de una vez...
Quiero emborrachar mi corazón
para después poder brindar
por los fracasos del amor...
para apagar un loco amor
que más que amor es un sufrir...
Y aquí vengo para eso,
a borrar antiguos besos
en los besos de otras bocas...
Si su amor fue «flor de un día»
¿por qué causa es siempre mía
esa cruel preocupación?
Quiero por los dos mi copa alzar
para olvidar mi obstinación
y más la vuelvo a recordar.
Nostalgias
de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración.
Angustia
de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado
pronto... pronto le hablará de amor...
¡Hermano!
Yo no quiero rebajarme,
ni pedirle, ni llorarle,
ni decirle que no puedo más vivir...
Desde mi triste soledad veré caer
las rosas muertas de mi juventud.
Gime, bandoneón, tu tango gris,
quizá a ti te hiera igual
algún amor sentimental...
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas...
Si las copas traen consuelo
aquí estoy con mi desvelo
para ahogarlos de una vez...
Quiero emborrachar mi corazón
para después poder brindar
por los fracasos del amor...
Hermosa letra.
Este tango ha sido interpretado por casi la práctica totalidad de cantores a lo largo de la historia. Ha sido versioneado decenas y decenas de veces. Aquí está en una versión aflamencada de Estrella Morente.
Y aquí otra versión, a cargo de Diego el Cigala.
Y otra muestra, esta vez en la maravillosa y desgarradora voz de la cantante Buika, un ejemplo de que el tango, esencia de lo porteño, también puede ser emblema de la multiculturalidad.
Y, por último, una versión del maestro Andrés Calamaro, algo más gamberra, de su tan criticado disco de tangos Tinta roja.
Como pueden ver, múltiples versiones, cada una de ellas completamente diferente, de un tango eterno y hermoso como es «Nostalgias», nacido de la pluma y la inspiración de dos amigos y habituales colaboradores.
Juan Carlos Cobián, nacido en 1896, murió en diciembre de 1953. Enrique Cadícamo narró su vida en El desconocido Juan Carlos Cobián.
Por su parte, Cadícamo murió en Buenos Aires el 3 de diciembre de 1999. Vivió la fama, la disfrutó y nos hizo disfrutar con sus letras. En noviembre de 1986, la Municipalidad de Buenos Aires lo nombró Ciudadano Ilustre de la ciudad, y en 1995 colocaron una placa en la calle Corrientes que decía así: «Don Enrique Cadícamo (1900). Ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Escritor, autor teatral, cineasta. Poeta canonizado por el tango. Inquilino mayor de Corrientes angosta poblada en aquellos juveniles años por orquestas típicas. Supo habitar en la década del 30 en este edificio de la calle Corrientes 1330».
Nada más que decir. Solo su música. La de ambos. La que siempre perdura.
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