lunes, 24 de enero de 2011

Yo, no

El pasado fin de semana se celebró en Sevilla la convención nacional del Partido Popular.

Más que un espacio donde esa formación explicara o mostrara algunas de las milagrosas propuestas que harán que España, Europa y el mundo remonte el vuelo económico, más que un lugar donde todos los españoles pudiéramos ver qué línea llevaría Mariano Rajoy en el hipotético caso de llegar a la Moncloa; más que todo eso, decía, la convención fue una constante ejemplificación de cómo en política se lleva a cabo, a veces un tanto de forma peligrosa, un generalizado uso del plural como una manera de darse ánimos a uno mismo.

Así, cuando Rajoy decía «España quiere...», «Los españoles necesitan...» o «España tiene sed de urnas» lo que quería decir es «Lo que yo quiero», «Lo que mi partido necesita» y «Mejor es hacer elecciones ahora, no vaya a ser que la economía y las encuestas remonten...».

Parece que la moncloitis le ha llegado a Don Mariano. En parte es normal, después de dos elecciones perdidas: solo ha ganado unas elecciones, y fueron digitales, las que organizó Aznar para elevarlo en candidato.

No obstante, toda esta orgásmica felicidad del PP es fruto del populismo exacerbado que, por ejemplo, les llevó a proponer en Sevilla (la única propuesta, a fin de cuentas) la retirada de la pensión a setenta parlamentarios de las primeras legislaturas, setenta personas que venían de la clandestinidad y el exilio. Esa era una medida que votaron y aprobaron hace menos de un mes. Una medida, por cierto, que cuesta de aplicar la mitad de lo que gana María Dolores de Cospedal de todos los muchos sueldos que tiene.

También ahora el Partido Popular quiere hacer ver a la opinión pública que no aprobaron la Ley Antitabaco, cuando sí lo hicieron, y afirmativamente, con una defensa rotunda y absoluta de la ley. Lo mismo sucedió con la inclusión de traductores en el Senado: el revuelo que montaron no hacía justicia a las palabras del PP hace unos años, cuando aseveraban que la «lengua era el símbolo irrenunciable de esta España plural».

Y en cuanto a materia económica y austeridad, ¿por qué el Partido Popular no llama la atención a las comunidades de Valencia, Madrid y Murcia, las más endeudadas de España y aquellas donde los casos de corrupción sonrojan al más pintado? Sería una manera de dar ejemplo.

En fin, que el congreso de Sevilla ha sido un mal evento de márquetin basado en exponer tres o cuatro titulares (el más lamentable, el de Mayor Oreja, cuando afirmó que «el PSOE estaba afincado a la cultura de la muerte») y cero propuestas de futuro. Por lo visto, el Partido Popular tiene una única propuesta: elecciones generales siempre y cuando las encuestas sean favorables. Y cuando lleguen al poder, volver a instalarnos en la cultura del ladrillo, la especulación y la privatización.

Y eso, a pesar de que Rajoy diga que todos los españoles confían en el PP, no es muy de fiar. De hecho, yo no me fío.

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón, pero es que aun hay mas, como dirían los Looney Turnnes.
    Eso es el relato de una concentración de fieles, como cualquier concentración de fieles allá donde esta se produzca.
    ¿Crees que la gente no sabe que se le miente? Lo sabe, pero no quiere ponerse a solucionarlo, ve mejor el delito que la pena. Partidarios forofos y fans de Belén Esteban, eso es lo que da votos, pero, y tu lo sabes, lo tienes que saber, es necesario que lo sepas, eso no es lo mejor para nadie.
    El político y la política han dejado de ser, si es que alguna vez lo fue después de los absolutismos del pasado, guias morales e ideológicos de las personas que viven, votan y, muchas veces, sufren las consecuencias.
    Hace falta un cambio radical de actitud, desde dentro para que no se nos venga encima uno desde fuera, que siempre es peor.
    Tu eres político, es tu responsabilidad y tu oportunidad acercar la realidad a lo que existe en la esfera política. Se crítico contigo mismo, con los demás y busca la manera de cambiarlo, porque de no ser así, todo será peor para todos.
    Un Saludo, y toma este comentario como un deseo, mas que como una crítica.

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  2. Gracias por tu comentario. De acuerdo contigo. Desde lo que me toca, seguiré trabajando con ilusión y respeto, como siempre he hecho desde todos los ámbitos: privados y públicos. Gracias de nuevo.

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