jueves, 4 de noviembre de 2010

Un pequeño cambio

Anoche tuve la grata ocasión de ver Un pequeño cambio, película dirigida por Josh Gordon y Will Speck con guión de Allan Loeb. Los protagonistas son Jennifer Aniston (nueva reina de la comedia romántica estadounidense tras Exposados y Qué les pasa a los hombres) y Jason Bateman, aunque también podemos ver a Jeff Goldblum y Juliette Lewis. Aquí, en la página oficial en español, podéis ver el tráiler.

No deja de ser una comedia romántica al uso, con sus idas y venidas de guión (muy inteligentes), sus previsibles finales felices y sus momentos graciosos. Todo ello regado de frases ingeniosas, una trama no demasiado utilizada en cine (en esta ocasión la de una mujer que quiere quedarse embarazada mediante la compra de esperma) y actores y actrices que están de moda y saben hacer su trabajo ante la cámara.

Hasta aquí nada del otro mundo.

No obstante, la película gana audiencia e interés cuando el fruto de ese embarazo (el pequeño Sebastian, interpretado por el niño Thomas Robison) hace su aparición en escena. Un niño de siete años algo tímido, un poco neurótico y muy leído, que es la delicia del ya de por sí interesante y atractivo guión. El personaje del niño, genialmente interpretado salvo por un par de detalles que carecen de naturalidad, está magistralmente esbozado en el guión y, después, transmitido a la pantalla.

Desde el primer momento, el niño es creíble y su historia cobra fuerza (sobre todo gracias a la metáfora de los marcos de fotos que el pequeño colecciona), llegando a cotas de emoción que me recordaron a otra comedia romántica, esta vez alemana: Un conejo sin orejas. Aquí tenéis el tráiler.



Esta película está protagonizada, escrita y dirigida por Til Schweiger. En ella también cobra protagonismo el personaje interpretado por la hija de Schweiger, una de las alumnas de la guardería donde tiene que cumplir horas de servicio a la comunidad el periodista.

Ambas son igual de previsibles, pero se alejan de la ya manida y sobradamente utilizada fórmula del chico-conoce-a-chica, se gustan, se juntan, se pelean, se soluciona el conflicto, se vuelven a juntar, títulos de crédito.

Existen otros muchos ejemplos (y muy buenos), pero en estas dos películas de las que hablamos, totalmente recomendables desde mi punto de vista, Un conejo sin orejas y Un pequeño cambio, el guión viene enriquecido por ese algo más que enseguida se descubre (sobre todo cuando, como yo, has visto decenas de comedias románticas de corte clásico). Parece que hay vida después de Meg Ryan... Parece, también, que la comedia romántica, europea y americana, está viviendo una nueva época dorada, tomando un nuevo rumbo, con historias frescas creadas por guionistas de mentes abiertas y actores más o menos consolidados.

Y eso me gusta. Que siga así.

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