Otro año que se nos marcha de los dedos como tibia agua de río que nunca vuelve. Por las esquinas de este 2010 que se aleja, sentado en los rincones frescos de la memoria, toca hacer resumen de lo pasado, de lo que se fue, balances de lo bueno y de lo malo (que cantaba Mecano); toca, igualmente, hacer camino a lo que vendrá, soñar acontecimientos futuros que habrán de cumplirse o no, pero siempre manteniendo los pies firmes y en el suelo, viviendo el día a día con la certeza de que cada día que pasa ya no vuelve, de que la oportunidad dejada es la oportunidad perdida, sabiendo que el tiempo vuela y solo somos capaces de entenderlo cuando ya ha volado demasiado.
Así pues, como decía, sentado en estos rincones de un diciembre frío y desmesurado, hago mi resumen.
En primer lugar me acuerdo de mi abuelo, que en abril nos dejó, la persona que ayudó a traerme al mundo. No en vano, soy el último niño nacido en Novelda (ya hacía varios años que se nacía en el hospital). Nací en Novelda, puro y entero noveldense por completo, y por eso siento esta tierra tan mía como el que más, por ello detesto que se la maltrate y se la deje morir.
Quizá por ese motivo, el mejor piropo (si lo podemos llamar así) me lo dijeron hace poco, en relación a mi trabajo como Concejal del Ayuntamiento de Novelda. Me dijeron que más que un buen político, era un buen gestor. En cuestión de dinero, y más aún tratándose del dinero de todos mis conciudadanos, tiene que ser de esa forma. Veníamos de unos años en los cuales se había hecho mucho daño, se había derrochado dinero a espuertas y sin escrúpulos. Todo eso cambió, por fortuna. Por ese motivo, el cinismo y la demagogia que emplea la oposición con el único propósito de destruir, difamar y regresar al poder (para volver a hacer lo mismo que hacían, no lo olvidemos), no me afecta de ninguna forma. Seguiré realizando mi labor lo mejor que sé, aquí y donde sea que trabaje, seguiré estando con la conciencia tranquila (¿otros pueden decir lo mismo?), seguiré durmiendo por las noches sin remordimiento. Y es que mi trabajo al frente de las distintas concejalías de las que soy responsable es eso mismo: un trabajo. Por fortuna tengo una carrera y varios títulos para decorar paredes y, al menos para mí, la política es el tránsito pasajero y eventual por el que una persona se decide a pasar cuando ve que puede mejorar su municipio. No se puede hacer de ese tránsito eventual la vida entera, aunque entiendo que eso suceda cuando no se tienen más aspiraciones, cuando (triste de ellos...) se llega incluso a falsear la vida académica. Siempre lo dicho: si a lo único a lo que aspiras es a ser político durante toda tu vida, bueno..., no hace falta que termine la frase, ¿verdad?
En cuanto a otros trabajos, fui «invitado» a dejar el colegio diocesano donde trabajaba por diferencias con la dirección facultativa (quizá no entendieron que una persona es, al mismo tiempo, muchas personas), pero me llevo lo mejor: el cariño y el aprecio de todo el claustro de profesores, de todos los padres y, lo más importante, de todos mis alumnos. Por otro lado, sigo tocando el piano aquí y allá, pero sobre todo en los cultos de la Iglesia Evangélica de mi ciudad, donde cada domingo encuentro un grupo excelente de personas que me quieren y respetan mis pensamientos y mis diferencias, un grupo de gente que, cuando les dirijo durante la alabanza, me ven como uno más. Y eso es de agradecer.
En la escuela de música de «La Artística» sigo enseñando solfeo, y lo hago con la fuerza y las ganas del primer día. Este curso he vuelto a retomar las clases de adultos, dos maneras diferentes (de niño y de mayor) de acercarse a la música, pero cuyo resultado ha de ser el mismo: la pasión y la comprensión hacia un Arte importantísimo en mi vida. Y más durante este año 2010, totalmente creativo al respecto. Estrené un pasodoble en julio, dedicado a mi buen amigo Luis «el Pasiego»; otro en diciembre, Carmencita (en recuerdo de la niña que fue y es imagen de esta marca de especias y azafrán, en homenaje también a todos los trabajadores de una empresa casi centenaria de mi ciudad), y todavía tuve tiempo de acabar una marcha cristiana (que se estrenará, si no pasa nada, en 2013) y una marcha de procesión que lleva por título In nomine Patris.
Muy creativo, como pueden ver, como también supuso un reto para mi creatividad la participación en un libro colectivo de poemas que se presentará en Huelva hacia la primavera. Por primera vez, escribía poemas a varias manos, continuando las estrofas de otros y dibujando versos que otros habrían de componer. Como he dicho, hacia marzo saldrá el libro publicado.
Respecto a otros libros, estos con mi única firma en la portada, sigo esperando, pero sin desesperar. Mientras tanto, sigo escribiendo, a veces para mí y a veces para otros, con el mismo espíritu que el que tenía cuando empecé a emborronar hojas en blanco hace tanto tiempo que ni me acuerdo.
En todo momento, en cada letra, a cada paso, verso y nota, me acompaña la chica que quiso quererme una noche de agosto del año pasado. Espero que esa compañía se haga eterna a través del tiempo, pues ella es inspiración para todo lo que hago.
Por último, respecto al próximo año, un 2011 que parecía tan lejano hace doce meses, espero que les vaya bien en todo. Que siempre tengan alguien a quien abrazar y un motivo para levantarse. Que siempre encuentren la palabra justa o el silencio adecuado. Que siempre tengan un buen libro para leer y una canción espléndida para escuchar. Y que nunca olviden que pueden contar conmigo.
Gracias a todos y a todas por estar (de una u otra forma) ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario