lunes, 18 de octubre de 2010

Semana Santa en Novelda

Ya había compuesto algunas piezas breves para piano (estrenadas en el Conservatorio Profesional de Música «Mestre Gomis» de Novelda), pero Semana Santa en Novelda fue mi primera obra para banda.

Empecé a componerla en la Navidad de 2002, por encargo de Francisco Manuel López Peral, Francisco Sepulcre y el tristemente desaparecido José María Belló, por ese entonces miembros de la Directiva de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa local. El motivo era el 25º aniversario de dicha Junta, a celebrarse en 2003 con un concierto de música procesional que, desde ese año, viene siendo habitual iniciador de nuestra Semana Santa, junto al correspondiente Pregón.

El estreno tuvo lugar en la parroquia arciprestal de San Pedro, en el centro histórico de Novelda, el 1 de marzo de 2003. Esa noche dejé mi puesto como fliscorno primero de la Unión Musical «La Artística» para tomar la batuta que me cedía D. Jesús Mula Martínez, director de la banda por aquellos años. Lo que sonó fue el resultado de meses de trabajo y ensayos. Un buen amigo, Luis Pastor, me pasó la grabación días después. Esto fue lo que pudieron oír quienes abarrotaban la iglesia aquella tarde.



Como expliqué en la revista de Semana Santa de aquel año de 2003 a las preguntas de Ruth Campos Carratalá en el artículo «La música de nuestra Semana Santa»,

Yo no soy cofrade, ni he salido nunca en ningún paso, pero sí que vivo directamente la Semana Santa desde muy pequeño, porque toco con la banda en las procesiones y, además, creo que no hace falta estar en una cofradía para formar parte de la Semana Santa de Novelda, ya que todos, bien como público o de cualquier otra manera, podemos sentirla y hacerla parte de nuestras vidas. Después de tantos años acompañando a los pasos con mi instrumento, la Semana Santa me ha ido diciendo cosas que he tratado de transmitir en esta partitura.
Son palabras de cuando tenía unos diecinueve años (parece que haya pasado media vida de aquello…), pero no van demasiado desencaminadas a mis sensaciones actuales. Sigo sin ser cofrade y sigo viviendo la Semana Santa con intensidad, participando de actos y procesiones, viviéndola desde fuera y no desde el interior de un paso o una cofradía, aunque no por ello sin la intensidad, el respeto y la pasión que se merecen.

Después de esas palabras añadí que me gustaría que fuera una pieza que representara y sirviera a todas las procesiones, pero también es verdad que, con el tiempo, ha ido afianzándose más hacia el Martes, Miércoles y Viernes Santo, rehuyendo del Domingo de Ramos y de Resurrección, momentos en que se emplean marchas regulares en vez de lentas o fúnebres.

Primera página de la marcha de procesión
Podríamos decir que mi Semana Santa en Novelda, marcha de procesión en Sol menor, es una pieza de género lento. En la introducción, que consta de once compases, los bajos, saxos tenores y clarinetes segundos (acompañados por un sutil golpe de plato suspendido) nos empiezan a presentar el tema principal, muy legato, completando las armonías el resto de instrumentos sin el flautín, las flautas o los oboes. En el compás doce, marcado por la letra A comienza el tema en piano, que se volverá a escuchar mezzo forte y enriquecido melódicamente junto a un contracanto en forte que suena en los trombones, bombardinos, tenores, barítono y clarinete bajo. Todo ello desemboca en la B, señalizado con marcato en la madera, lugar de lucimiento para las trompas y trompetas, compases que nos intentan meter de lleno en la Semana Santa sevillana (hay una clara cadencia andaluza), algo que se verá más claramente en la letra C, en cuya repetición hay una llamada de trompetas a dos voces. La D es la reexposición del tema, concluyendo en el compás 81. Aquí se cambia al tono de la subdominante, a Re menor, una melodía sencilla (enriquecida en la repetición con un sol de flautín y flauta), que tras el pasaje de la F in crescendo, culmina en el fortissimo de la G, donde además del tema antes escuchado, trombones y bombardino realizan un contracanto a tres efes que se trunca repentinamente con el piano final de dos negras, ya en el compás 120.

Una marcha de procesión larga, de unos cinco minutos y medio en calle, que desde aquella Semana Santa de 2003 se ha venido interpretando en Novelda. Fue la primera obra para banda que hice. La primera marcha. Y tuvieron que pasar más de siete años para que compusiera otra (terminada hace pocos meses), de título In nomine Patris, que espero presentar en la Semana Santa del año que viene.

Hasta entonces, tengan buena música.

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